José Manuel Belmonte, en Xerión

Tras su primera muestra de 2022 “Menos es más”, Xerión  trae a su galería la exposición “BESTIARIO” de José Manuel Belmonte (Córdoba, 1964), artista formado en la Escuela de Artes y Oficios de su ciudad y en Italia donde disfrutó de una beca y que tiene en su haber importantes premios, como el de  escultura en nieve Sauce D’ oulx de las Olimpiadas de Turín y cuya obra ya figura en prestigiosos museos, como el MEAM de Barcelona o el Thyssen, entre otros. 


Dotado de excepcionales condiciones para la escultura, tanto sus obras en bronce como sus exquisitos relieves atestiguan, no sólo de su dominio del oficio, sino de la hondura poética con la que representa la condición humana, casi siempre en clave simbólica, tanto cuando lo hace desde un enfoque lírico como cuando busca revelar aspectos inherentes a nuestro pathos o a nuestros sueños más íntimos. Así, en el relieve “El Valle de Psique” ofrece el perfil ensimismado de una hermosa joven de dulces carnaciones, entre mariposas rojas que revolotean a su  alrededor y que simbolizan los anhelos de su imaginación. 


Un concepto similar puede verse en “Dream about fish”, pero ahora expresado a través de una nadadora rodeada de peces rojos. Uno de sus temas es el del erotismo que trata, sobre todo, de un modo amable que propicia la gozosa contemplación  y lo que puede tener matiz negativo sólo aparece sugerido por medio de cuidados y pequeños detalles, como sucede en el relieve “Eva”, en el que recoge el eterno mito de la tentación edénica, por medio del busto de una hermosa joven a la que representa de espaldas, llevándose a la boca la fatídica manzana y con la serpiente  recostada sobre sus hombros.  De erotismo habla también  el relieve “Love”, en el que aparece el perfil  de dos rostros enfrentados, ella y él, con las bocas abiertas y las lenguas fuera sosteniendo entre ambas una nécora que se sujeta a ellas por las patas superiores, lo que, sin duda, deja entrever, de un modo un tanto irónico, ese otro lado espinoso del amor. 


Hay que destacar en su quehacer el uso de dulces carnaciones de claras y suaves tonalidades acariciantes, especialmente cuando se trata de la figura femenina a la que convierte en un ser adorable e idealizado transido de una serena belleza que recuerda la escultura clásica; así lo vemos en “Minerva” donde la diosa de la sabiduría, de perfil en posición estática, recibe la inspiración de su famosa ave. 


De una exquisita delicadeza es el cuerpo tumbado de “Venus” sobre cuyo rostro revolotea una blanca paloma. La refinada y exquisita visión poética, metáfora, quizá, de nuestro origen, alcanza su culmen en “Nautilus” que representa a una joven desnuda saliendo de una gran concha de este molusco.  Relieves de tonos rojizo, “Drago”, “Camarlengo” y “El nido”, traslucen, a través de rostros de hombres asociados con reptiles, en los dos primeros casos, y aves, en el último, de esa visión traducida por Belmonte en mágico “Bestiario” que establece conexiones profundas entre el ser humano y la naturaleza animal.

José Manuel Belmonte, en Xerión

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