Los problemas que está encontrando el Gobierno para convencer a algunos de sus socios -Junts y Podemos- para que aprueben los decretos que ha llevado al primer pleno del Parlamento que se celebraba este año pueden dar idea de por dónde va a discurrir la legislatura. Si tenemos en cuenta la máxima clásica que señala que el pasado es prólogo, lo que anuncia lo que estamos viendo estos días es que Pedro Sánchez no lo tiene todo atado y bien atado como proclamó en la sesión en la que salió investido como presidente del Gobierno. Aquella mayoría de 179 diputados garantizó la investidura pero no la legislatura.
Las nuevas exigencias políticas de algunos de los partidos que componen una mayoría tan inestable van a complicarle mucho las cosas al Gobierno. Sí a la primera de cambio Junts se planta y plantea nuevas condiciones para mantener el apoyo parlamentario -la última conocida multar a las empresas que en el momento álgido del ‘procés’ trasladaron sus sedes fuera de Cataluña y no quieran regresar- ¿qué no exigirán cuando se trate de aprobar los Presupuestos?
La expectativa de nuevos órdagos de los siete diputados de este partido separatista se materializará si se demora la aprobación de la Ley de Amnistía pues los tiempos que consumirán los trámites parlamentarios se pueden alargar -el PP utilizará su mayoría en el Senado a ese fin- y Carles Puigdemont puede acabar atacado de los nervios, estado que se traducirá en apremios para que Pedro Sánchez cumpla lo pactado. Y las cosas se le pueden complicar.
La Ley de Amnistía tal y como está redactada podría tropezar en el camino con recursos procedentes del ámbito judicial con destinatarios en tribunales europeos que a la espera de resolución paralizaría su entrada en vigor, circunstancia qué, de producirse, podría dejar colgado a Puigdemont frenando su vuelta a España y colocando a Sánchez en una situación de suma debilidad política. La metáfora de la espada de Damocles -el peligro inminente que corren las personas cuyo poder se asienta sobre una base muy frágil- vendría a resumir lo que puede depararnos la legislatura que acabamos de estrenar. Un legislatura en el aire.