Empezaba a creer que nunca llegaría el día de las elecciones de Castilla y León. Se me ha hecho eterna y también “cabreante” porque muchos medios de comunicación y demasiados tertulianos han sobrepasado todas las líneas rojas de cualquier código deontológico, de un mínimo de imparcialidad informativa.
Se ha perdido el respeto a la ciudadanía y pisoteado el derecho a una información veraz. Algunas radios, algunos periódicos y alguna cadena de televisión se han puesto a la orden de Moncloa y han repetido pertinazmente los argumentarios de la izquierda sin límites ni escrúpulos y han conseguido, eso sí, convertir esta campaña en una especie de aquelarre de la desinformación generando una nube de confusión que tiene a la opinión pública en la ignorancia absoluta de la realidad. Por si no fuera suficiente con esto, han echado, otra vez, mano del CIS de Tezanos para, con nuestro dinero, contribuir y profundizar en la ceremonia de la confusión.
Pero mañana se acaba el cuento, la demoscopia dará paso el recuento de papeletas y ahí se acabaron las mentiras y resplandecerá la verdad. Algún bien intencionado ha llegado a criticarme por dar más valor a las encuestas de las empresas privadas que a la pública y es cierto. Las empresas privadas se juegan su prestigio en cada trabajo demoscópico y cuanto más se aparte de la realidad menos clientes tendrá.
La pública, la que pagamos todos, la que cuenta con más medios, la que se equivoca en Andalucía y en Madrid y siempre en la misma dirección, esta, ya no me sirve porque Sánchez, de la mano de Tezanos la ha desprestigiado hasta niveles impensables. Debo reconocer, sin embargo, que las estrategias de comunicación de la izquierda son mucho más efectivas que las de la derecha. La izquierda, siempre indulgente consigo misma, se sabe perdonar todo mientras la derecha es crítica con ella misma hasta puntos irracionales, autodestructivos y esto ha pasado también en esta campaña.
Las debilidades de la izquierda son escondidas sin rubor alguno y aplica el axioma de Alfonso Guerra que en su día dijo: “el que se mueva no sale en la foto” y con Sánchez menos. La derecha por el contrario absorbe como una esponja, se contagia rápidamente de un pesimismo absurdo por los errores propios o los que le adjudican y las consecuencias se reflejan, precisamente, en las encuestas que recogen una caída en sus apoyos electorales desde el inicio de la campaña hasta el día de ayer.
La izquierda arremete contra el PP por los posibles pactos con VOX mientras ella firma acuerdos y gobiernos con BILDU, fuerza heredera política de ETA y en la que militan terroristas condenados. Una vez más ha tenido que llegar Ayuso para decir en alto lo que piensa mucha gente y que no es otra cosa tan sencilla y entendible como que es preferible pactar con el partido de Ortega Lara que con el de sus secuestradores.
Al PP le tiemblan las piernas cuando oye hablar de VOX y se equivoca. VOX no es un invento del diablo, es el resultado de cuatro millones de españoles que le votaron y tendrá tantos procuradores en Castilla y León como quieran los castellanos-leoneses. Mañana despejaremos todas las dudas y algunos quedarán retratados para siempre. Hasta mañana pues.