No es difícil augurar que, a partir de ya, la maquinaria monclovita, bien engrasada en estos lances, estará en funcionamiento para intentar hundir al líder del PP, para intentar que el éxito de hoy no se repita dentro de un año en las elecciones municipales y autonómicas y mucho menos dentro de dos en las generales.
Así, podemos dar por hecho que a Alberto Nuñez Feijóo se le va a mirar del derecho y del revés en busca de cualquier cosa que le pueda perjudicar electoralmente. O que se le va a acusar de no querer consensuar políticas de Estado y que si no sale adelante la renovación del Poder Judicial será por su culpa. En realidad, Alberto Nuñez Feijoo tiene el viento de cara no tanto por méritos propios como porque la sociedad española da muestras de hartazgo respecto a Sánchez y su gobierno. De ahí la oportunidad de Nuñez Feijóo para hacerse con el santo y seña de la Moncloa en las próximas elecciones y de ahí también que se convierta en un objetivo a batir desde filas socialistas. Y es que es evidente, lo es para casi todo el mundo pero no parece serlo para el Presidente y los suyos, que en nuestro país se respira un fin de ciclo, el ciclo del Gobierno PSOE-Podemos.
Pedro Sánchez confesaba durante la campaña de las anteriores elecciones que él no podría dormir tranquilo con Podemos a su lado. Ignoro si ha dormido bien, mal o regular en estos años, pero lo que es evidente según apuntan las encuestas, amén del resultado en Andalucía, es que una gran mayoría de los ciudadanos no han tenido el sueño tranquilo. Pero sin duda lo más destacable del periodo sanchista no es solo su alianza con Podemos, sino ver como se ha gobernado gracias al apoyo y los votos de partidos que se manifiestan en contra de nuestro sistema constitucional, que es el que garantiza nuestra democracia y libertades, es decir de nuestro sistema democrático. Además tampoco es que la vida cotidiana de los ciudadanos haya mejorado.
Sí, hay deseos de cambio, eso se nota en el ambiente, y ese deseo de cambio no es tanto por lo que pueda prometer Nuñez Feijóo sino por el deseo de una inmensa parte de la ciudadanía de mandar a este Gobierno a casa.
Quizá Pedro Sánchez gasta demasiada energía en hacer oposición a la oposición y es difícil visualizarlo como un presidente. Pero sobre todo es su contumaz empeño en negar la realidad lo que irrita a muchos ciudadanos.