Un país cualquiera

Y en eso Felipe González ha hablado en una interesante y esclarecedora entrevista con Carlos Alsina en Onda Cero. Lo que ha dejado dicho el ex residente es lo que, en mi opinión, pensamos la inmensa mayoría de los ciudadanos: que el proyecto político que está articulando el PSOE con los partidos nacionalistas no es un proyecto progresista. O que la Constitución no es un chicle que se estira para adaptarse a los deseos particulares de cada cual, en este caso de Pedro Sánchez, Junts, Esquerra, PNV, Bildu... O que el edificio constitucional se está resquebrajando, aunque yo añadiría que lo está resquebrajando el Gobierno con tal de seguir mandando.


La pregunta es si estas reflexiones de Felipe González calarán en Pedro Sánchez y en mi opinión, siento decirlo, me temo que no. Seguramente a Pedro Sánchez le habrán molestado muchísimo las palabras de González. Y seguramente Sánchez tampoco asumirá esa frase de Felipe González sobre la “orfandad”, el no sentirse representado por los suyos. Somos muchos los que sentimos esa orfandad política.


Ojalá no cayeran en saco roto las reflexiones y alertas del ex presidente. Mientras tanto la vida sigue y Alberto Nuñéz Feijóo se prepara para la sesión de investidura más que previsiblemente condenada al fracaso y Yolanda Díaz, es de suponer que con el conocimiento del Presidente del Gobierno, se ha desplazado hasta Bruselas para reunirse y negociar con Carles Puigdemont su apoyo a la investidura de Pedro Sánchez. Porque de eso se trata, que Sánchez siga siendo presidente y ella vicepresidenta. Y en las imágenes se la ve la mar de contenta sin un asomo de vergüenza.


Yolanda Díaz no puede ofrecer nada a Puigdemont sino es con el visto bueno de Pedro Sánchez así que es poco creíble que el viaje lo haya hecho por su cuenta y riesgo y que desde el PSOE pongan morros como si se hubieran enterado de refilón. Demasiado cinismo, amén de tomar a los ciudadanos por tontos.


Es desolador este espectáculo de los actuales dirigentes de un partido como el PSOE que fue uno de los protagonistas de la Transición, que participó activamente en la elaboración de la Constitución y sin embargo ahora está dispuesto a su voladura con tal de que los partidos independentistas presten sus votos a Pedro Sánchez para que continúe como Presidente.


Resulta que los votos independentistas de catalanes, vascos y gallegos suman poco más de un millón seiscientos, mientras que los votos de los partidos de ámbito estatal junto a Coalición Canaria y UPN suman casi veinte millones.


Se supone que la democracia se balancea entre las mayorías y las minorías, pero va de suyo que la minoría no puede imponerse a la mayoría y menos en un asunto como la reforma o la demolición de la Constitución.


Y la verdad, es lamentable que, salvo excepciones como la de Felipe González, tantos y tantos socialistas digan en privado lo que no se atreven a decir en público porque tienen miedo a Pedro Sánchez.


Cabe preguntarse como en estas circunstancias en que electoralmente hay casi un empate técnico entre populares y socialistas, ambos partidos, o mejor dicho los dirigentes de ambos partidos no son capaces de sentarse y buscar una solución. No hay una respuesta fácil.

Un país cualquiera

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