Toda la izquierda política y mediática se apresuró a sacar en procesión la última encuesta de Tezanos y su CIS particular. Un tal Escolar, fiel hijo de su resentido padre, llegó a publicar en Twitter que la encuesta del innombrable preveía un gobierno “Frankenstein 2” en Castilla y León y que la convocatoria del PP en aquella comunidad era un fiasco para el propio Partido Popular.
Alimentaron malintencionadamente la idea de que la izquierda tenía a su alcance la victoria y esto durante los últimos diez días de campaña, sembrando dudas que solo buscaban motivar al electorado de izquierdas para que fuera a votar, desanimando, de paso, al electorado de centroderecha para que, en vista del éxito anunciado de la siniestra, desistiera de su derecho a ir a las urnas.
Por el camino engordaron la idea de la España vaciada pretendiendo que el voto de la derecha buscara refugio en esos pequeños partidos que, al modo y manera de Teruel Existe, se convirtieran en muletas del sanchismo y contribuyeran al gobierno del PSOE en Castilla y León. Ferreras desde la Sexta, Barceló desde la Ser, el País desde sus editoriales y toda una legión de medios digitales, debidamente subvencionados, cerraron filas en torno al argumentario emanado de Moncloa.
Sánchez utilizó el consejo de ministros para anunciar inversiones millonarias en la comunidad castellano-leonesa, que esperamos que se produzcan a pesar de su fracaso y, por si todo esto no llegara, quemó todo resto de credibilidad de CIS quien, con fondos públicos, jugó a favor de la obra de Sánchez para embarrar más el cuerpo electoral. Todas estas estrategias fracasaron, el Psoe perdió siete escaños y su posición de primera fuerza en aquella comunidad, Podemos se estrelló perdiendo el 50% de sus escaños, Ciudadanos sufrió una hecatombe, Vox se multiplicó por trece hasta 200.000 votos y el PP ganó las elecciones y ocupó el lugar más alto del podio.
Pues bien, esa izquierda mediática que atacó a todo el Partido Popular y ofendió a su electorado y menospreció a Vox y a todos sus electores, hoy, tras el recuento de papeletas, centra su foco en que el PP “ganó poquito”.
“Éxito agridulce” titulan hoy e insisten en el posible pacto con Vox para asustar a la gente. Los mismos que aplauden los acuerdos con Bildu, la sombra alargada de ETA o con Esquerra separatista, esos mismos siembran el odio contra el partido que preside Ortega Lara, hombre secuestrado por ETA, que, a fecha de hoy, no se le conoce actividad ilegal alguna, defienden ideas que a unos les gustan y a otros no, pero, ojo, no paran de crecer en votos cada contienda electoral.
El Partido Popular debe medir bien y no caer en la trampa izquierdista de la política de “bloques” que en el lenguaje de la izquierda viene a decir que para que ella gobierne vale sumar de todo y a cualquier precio, pero que limita por los cuatro costados la posibilidad del PP de encontrar socios que le permitan ajustar mayorías.
O lo que es lo mismo, el sanchismo a dictado que si el PP no gana por mayoría absoluta debe permitir gobiernos de izquierdas siempre y sin discusión. Hay quien insiste en ofender nuestras inteligencias, pero las urnas ponen a cada uno en su sitio.