Casi siempre los pillos se hacen ricos y los necesitados más pobres. Parece que el asunto es de difícil solución pues pasan los gobiernos y ninguno encuentra una solución aunque, reconozcámoslo, unos más y de los otros que les voy decir. Es de contar. De contar los patrimonios y de esperar buenas noticias.
Dice el nuevo presidente del PP – partido campeón de los recortes que siempre caían del mismo lado: educación, sanidad, ayudas sociales - que la solución está en regular los impuestos en el IEPF para las rentas medias y bajas. Es curioso no pide que se eleven los impuestos a las clases más pudientes ni que se bucee en la economía sumergida. Dicen los que saben que en ese sector hay millones que escapan a doña Hacienda. Reconocidos economistas han alertado al personal recordando las políticas de Rajoy como ilustra el siguiente ejemplo: España dejó sin gastar setenta y seis millones de ayuda a la ley de apoyo a la dependencia cuando hay alrededor de cuatrocientos mil españoles a la espera de que se cumplan las ayudas prometidas en una ley por culpa de la burocracia en las administraciones –tanto la local, la autonómica y el gobierno central– por una burocracia que aplasta cualquier proyecto.
Tenemos además los planes del señor Feijóo si llega al gobierno pues tiene como bandera de guerra la economía para su batalla de ganar un sillón en Moncloa y que, según recuerdan algunos aquí en Galicia hay 0cho mil paisanos con un patrimonio de alrededor, más o menos pero casi siempre más, que supera los cincuenta mil millones de euros. Ya son muchos, los que conociendo esta cifra, se preguntan por qué se le pide dinero a “papa Estado” y se actualizan los impuestos propios. Al parecer dejó sw recaudar más de cuatrocientos millones mientras asegura que le faltan ochocientos para mejorar la sanidad y la educación.
De pillos está casi todo dicho en medio de un cabreo general de la ciudadanía que madruga para ganare el pan, pero no tenemos aún el punto y final de este asunto donde tienen mucho que contar las autoridades madrileñas y ahí está la justicia pidiendo las cuentas.
Y todo esto sucede cuando diversos frentes como Cáritas y Unicef, por citar dos organismos de prestigio, nos advierten de que los niños y los jóvenes de hoy seguirán siendo los pobres de mañana si no mejoran las cosas.