Recuerdo que hace unas semanas el gobierno entero salió en tromba a exhibir un informe de la UCO en el que, supuestamente, es exculpaba a Begoña Gómez de todo delito y el marido de la susodicha apareció en las televisiones diciendo aquello de “aquí no hay nada”. Parece que algo hay, porque la Audiencia de Madrid autorizó al juez Peinado a continuar con el proceso contra la señora del presidente. Es cierto que excluyó el asunto de Globalia, pero solo hasta que pudieran aparecer nuevas pruebas que abrirían de nuevo la investigación.
Ahora la misma UCO, que era palabra de Dios cuando exculpaba a Begoña, ha hecho público otro informe que claramente implica al propio Sánchez en el asunto de Delcy, la vicepresidenta corrupta de Venezuela, en su visita programada a España, donde no podría entrar sin ser detenida. El mensaje que hemos conocido de Ábalos a Sánchez, deja claro que este sabía que esa señora iba a venir a nuestro país y lo autorizó con un “bien”, según consta en el wasap que la UCO recoge en su informe. Es más, fue invitada por carta por el ex ministro Ábalos quien la recibió acompañado del tal Aldama, que está en prisión por orden judicial y con un negro futuro.
Todo el gobierno nos mintió, desde el presidente hasta el último ministro para justificar la presencia de tan detestable visita y nos dieron hasta diez versiones contradictorias entre sí para saltar de mentira en mentira como quien trata a un tonto, porque como tal nos ha tratado a todos los españoles. Las maletas de la venezolana quizá venían vacías y se fueron llenas porque ahora sabemos que el tal Aldama negoció más de cien barras de oro para la corrupta vicepresidenta y por un valor cercano a los setenta millones de euros y claro, “lo amarillo”, como le llamaba Aldama al oro, ocupa mucho espacio en maletas. Con tanta porquería que ahora conocemos, ya no caben más mentiras y quizá sea el momento de saber por qué Sánchez echó a Ábalos del gobierno, del partido y del grupo parlamentario socialista.
El problema, queridos lectores, es que Ábalos fue secretario de organización del PSOE y si habla puede caer todo el equipo y, a mí, me da la sensación de que hablará si no quiere acabar en la celda de al lado de Aldama y, a este paso, habrá que liberar otras celdas para sus compañeros.
Ahora Sánchez ya no solo está en manos de Bildu, ni de Puigdemont ni de Rufián, ahora también lo está en las manos de Ábalos y esto ya no es solo un gobierno Frankenstein, es la casa de “tócame roque”, insostenible. Tras la retahíla de mentiras que hemos descubierto, el gobierno de Sánchez ha perdido toda su credibilidad, no es un gobierno fiable y todavía falta por descubrir los vínculos con Maduro, si bien lo conocido ahora con Delcy pueda explicarnos el trato amable con el dictador venezolano de Zapatero y del propio Sánchez, quien, para no ofender al sátrapa bolivariano, recibió al auténtico ganador de las elecciones en Ferraz y no en Moncloa como se merecía.
Resumen del resumen, Sánchez puede engañar a todos un tiempo, pero no a todos y todo el tiempo. El final de Sánchez está mucho más cerca de lo que se imagina y toca esperar a aquel PNV que apoyó la moción de censura contra la corrupción, salvo que a los vascos la corrupción de la izquierda le parezca bien, pero cabe la posibilidad de que tener a un presidente débil y acosado por la corrupción, les resulte rentable.