En un ataque de sinceridad sin precedentes, el presidente Sánchez afirmó con contundencia:” no podría dormir tranquilo con Podemos en el gobierno” y todos sabemos como acabó. Faltaba por saber sin con el propio Sánchez a los mandos, los españoles podríamos dormir tranquilos y ya todos sabemos que no. La ansiada paz y tranquilidad que los españoles necesitamos para enfrentarnos al día a día parece inalcanzable.
Vivimos en la angustia permanente entre crisis que no terminan nunca, pandemias, guerras, inflación, la luz, el gas, los combustibles, la cesta de la compra, Pegasus, el Sahara y ahora Argelia. Cada día amanecemos en tensión esperando el nuevo contratiempo y, cuando miramos al gobierno buscando respuestas, nos encontramos con que el Psoe y Podemos andan a la gresca, incluso Podemos y Yolanda Díaz están enzarzados por quedarse con el “espacio” en el que quieren caber todos, pero nadie le deja sitio al otro.
El último dislate, hasta ahora (mañana Dios dirá) consiste en la respuesta de Argelia a la afrenta del gobierno español por su posición, nunca explicada, al lado de los intereses marroquíes y frente a los intereses argelinos. Sánchez, por su cuenta y riesgo para todos, rompió acuerdos que durante años nos mantuvieron en la equidistancia con nuestros vecinos y lo hizo en el peor momento posible, cuando la guerra pone en peligro los suministros de gas y petróleo, va Sánchez y cabrea a Argelia que era nuestra esperanza para garantizar un gas que, de perderlo, podría hacernos un invierno muy complicado en nuestros hogares y dificultará el normal desarrollo de muchas empresas españolas. No solo eso, España dispone de empresas gasísticas que podrían recibir y almacenar gas licuado para facilitar su entrega a países europeos convirtiéndonos en un centro de distribución europea que conllevaría riqueza y empleo para nuestro país.
Todo esto está en el aire por una decisión que nuestro presidente ha tomado personalmente y consultándola exclusivamente con su almohada.
La política exterior ha dejado de ser asunto de estado para convertirse en un asunto personal de Sánchez. Ningún partido de los que le dieron la mayoría a Sánchez apoya esa decisión y tampoco los partidos de la oposición, Sánchez no buscó el respaldo del parlamento y por eso, ahora, es el único responsable de las consecuencias de su decisión. Pero no se tranquilicen con esto porque los perjudicados somos todos los españoles. Pero ni con estas el gobierno empatiza con los ciudadanos, basta escuchar a la vicepresidenta Calviño decir que está orgullosa de haber “bajado el precio de los combustibles” y de haber “reducido el coste de la energía”, o no se entera o nos está tomando por tontos. Sra. vicepresidenta, el litro de gasolina está a 2.20 euros de los que más de un euro son impuestos que recauda usted, es decir, cuando el litro de gasolina estaba a un euro, usted recaudaba cerca de 0.48 euros por litro, ahora más del doble y eso explica que su política fiscal haya recaudado casi trece mil millones de euros más en el primer cuatrimestre de este año, quitándoselo, claro está, al bolsillo de los españoles. Miren ustedes, con Podemos en el gobierno no podíamos dormir tranquilos por la noche (Sánchez dixit), pero con Sánchez ¡ni una siesta!