El Telar, ¡50 años no es nada!

Estos días  me revolotea por la cabeza la canción de Carlos Gardel en la que decía que  20 años no son nada, y que yo aumento hasta los 50. Titular que luego fue copiado por numerosos cantantes y un buen  número de guitarristas de su tierra para hace canciones o escribir textos relacionados con décadas de una vida. En el apartado de mis recuerdos llegan esos 50 años que se van a convertir en una auténtica realidad el próximo día 14 de junio. En esa fecha  nos volveremos a reunir los alumnos de la promoción de la Facultad de Medicina que se licenció en1974.


Me siento halagado de que mis antiguos compañeros me hayan  incluido en la lista de los que en aquellas épocas compartíamos aulas de la facultad de Medicina. De este modo nos volveremos a situar en aquellos años de facultad en los que todos teníamos puestas grandes esperanzas en la finalización  de nuestros estudios. Todos  menos yo que tuve siempre muy claro que mi auténtica vocación  era  el periodismo y que no me veía enfundado en una bata blanca atendiendo a los pacientes – en mi caso serían niños por tradición familiar ya que  mis padres eran pediatras- después de haberles realizado  una historia clínica y determinar el proceso patológico que padecían. La licenciatura la tuve en mis manos pero no la quise completar. Si mal no recuerdo me faltaron siete asignaturas para cerrar el ciclo. Yo lo cerré antes puesto que el oficio de juntar letras, de ser notario de la actualidad, me cautivo siempre desde que inicié el bachillerato superior. 


Los que formamos aquella promoción de Medicina conocimos de manera directa todo lo relativo al mayo del 68 en la Universidad de Santiago. Algunos llevábamos poco más de un año en las aulas y otros iniciaban su andadura por una de las diversas licenciaturas que se podían cursar en el campus Compostelano, que era el único que había en Galicia. Fueron  meses  duros, difíciles y de muchas reivindicaciones que hicieron que los alumnos paralizásemos el normal funcionamiento de una Universidad  que demandaba mejoras de todo tipo y que  buscaba una salida para el  momento político que se vivía  con una férrea dictadura. Recuerdo aquellas épocas con mucho agrado entremezclado con el miedo y, sobre todo sobre, dándome cuenta de que la unidad de las personas, en  este caso de los jóvenes universitarios, podían mover montañas .Me acuerdo mucho de algunos compañeros y amigos  que sufrieron las consecuencias de la represión y que fueron apartados del normal  desarrollo docente en las aulas.


Ahora,  medio siglo después, muchos de nosotros nos vamos a reencontrar. Seguro que el reconocimiento después de tanto tiempo va a ser difícil, pero es cierto que los recuerdos afloraran de manera constante. No  se cumplen todos los días medio siglo de distancia y conocimiento con las personas que comenzaron a formarse como galenos conmigo.


Cómo decía al comienzo 50 años no son nada, según la canción, pero en verdad son toda  una vida .En unos días vamos a recordar los que ahora ya somos abuelos, que peinamos canas en el poco pelo que nos queda y que tenemos algunos achaques que como yo digo son temas  de chapa y pintura… 

El Telar, ¡50 años no es nada!

Te puede interesar