Vacaciones

Nos podemos ir de vacaciones. Renovado el CGPJ, Assange en libertad, el Deportivo sin déficit… pocas semanas prevacacionales aligeran tanto la mochila de las preocupaciones. Podremos disfrutar del descanso en toda su extensión. Y de esto precisamente quería hablar: de las vacaciones. ¿Cuántos chicos que creen estar escogiendo este verano su futuro profesional pensarán en este decisivo factor laboral? Quién sabe, pero quizá muchos aspiren a ser profesores por cinco razones: julio, agosto, navidad, carnaval y semana santa. Otros desearán ser diputados para, además, sumar a todo lo anterior el mes de enero. Habrá quienes se conformen con ser funcionarios por aquello del mes y los moscosos, que menos da una piedra…Muy pocos se fijarán en los períodos de descanso elegibles: si se puede escoger a lo largo de todo el año, si es obligatoria una época del año, si se puede acumular, si solo pueden ser unos días seguidos, no un mes, si los compañeros tienen más derechos que tú…


De verdad que me alegro del acuerdo entre el PSOE y el PP, de que el creador de Wikileaks esté en su casa y de que el Dépor salga de su agujero financiero. Aunque lo de los jueces no cambie demasiado, Assange haya tenido que declararse espía y que lo que lo de Abanca no sea más que un artefacto contable. Son noticias que, en realidad, no afectan a la inmensa mayoría de las personas. Pero gustan por esa especie de conciencia emocional colectiva que mueve los estados de ánimo, como cuando la selección (que, dicho así, siempre es la de fútbol y masculina) gana algo.


Sin embargo me alegra mucho más poder tener unas vacaciones lo más largas posibles, con la mayor libertad de elección y con los medios y la salud para disfrutarlas. Los millonarios me mirarán con cierta condescendencia. Los pensionistas, con una sonrisa sabia. Los autónomos, con envidia. Los desempleados, bueno, ellos puede que también pero con algo de angustia. Únicamente los que acaban de empezar a trabajar, con la ilusión de la novedad, estarán ajenos a esa nunca noticiable y cotidiana cuestión de las vacaciones.


Porque lo cotidiano, por definición, no suele ser noticia. Salvo que se trate de follón político o actualidad futbolera. No obstante, debería haber un gran debate nacional sobre las vacaciones, los festivos, los permisos, los períodos no lectivos, los períodos ordinarios y hasta los horarios y los turnos. Es muy difícil de entender, por ejemplo, que en verano falten médicos y se cierren plantas de hospitales o que no se abran otras tantas en los destinos turísticos desbordados. ¿Quién diseña el sistema de vacaciones del personal sanitario? ¿Entiende algún gestor público el concepto 24x7 o cree que es un ejercicio de cálculo irresoluble sin recurrir a un ordenador cuántico? Claro que no todo tiene que funcionar las 24 horas del día, los siete días de la semana, pero si hay listas de espera en la Sanidad, si la justicia desespera por su lentitud, si los procesos administrativos para construir vivienda se alargan años, si la obra pública se eterniza… Quizá deberíamos dar un repaso general a la gestión de los puestos de trabajo y los imprescindibles y deseables descansos.


Me dirán ustedes que ya se está discutiendo la reducción de la jornada laboral de 40 a 37,5 horas semanales. Que es tan importante como el IVA del aceite. Hagan cuentas y verán. Media hora de lunes a viernes. 60 céntimos por litro. Algo es algo. Mejor eso que lo contrario. Pero si no se aborda globalmente lo que se trabaja y lo que no, si las plantillas no cubren las necesidades todos los meses del año, si aceptamos que los servicios cierren, que recurran a los mir, a los jueces sustitutos, a los policías en prácticas… pues sí, efectivamente, mejor celebrar lo del Dépor o el CGPJ.

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