Estamos ante un dilema ¿se trata de una comedia de espías o de un tebeo? Y, sobre todo ¿Nos espían con las nuevas técnicas o siguen con los viejos métodos ya conocidos y, por cierto, juzgados.
Recordemos: hubo una época en que desde el gobierno se montaron una llamada “policía patriótica” que tapaba –a golpes como hicieron con el famoso ordenador de Génova– los trapos sucios de aquel ejecutivo o ahora ya cuentan con las modernas técnicas del Pegasus?
Tenemos el pasado reciente con don Mariano y su fiel escudero mandando en Interior (nunca mejor dicho eso de interior) con barra libre para pagar espías como Villarejo o para infiltrar a un policía –vestido de cura– en casa de Bárcenas o ya contamos con todo eso que nos muestran las películas ?
Si no fuera porque esas cosas ahora se airean en el Parlamento con el PP pidiendo explicaciones cuando sus actos en un pasado inmediato ya fueron condenados, sería un chiste o una película de humor.
Ya tiene menos gracia que los españoles nos enteremos –ahora que se cumplen los diez años del asunto– que aquel dinero que nos prestaron en Europa y que era sin intereses como repitió una y cien veces el entonces presidente Rajoy, nos cuenta a los españoles cincuenta y nueve millones de euros. Otra mentira del pasado que nos sale carísima en el presente y que demuestra ¡una vez más! las mañas del gobierno capitaneado por Mariano.
Aquí el pasado se llama Feijóo y su relevo ya dijo que no era una copia sino que tiene vida propia y se merece esos cien días de crédito que suele concederse a los recién llegados. Esperemos pues.
Pero hay, en esa declaración del que será el nuevo presidente de la Xunta, alguna pista sobre el futuro y un recuerdo no muy grato al pasado que estuvo diseñado o dirigido por el don Alberto. Y es que nos dijo que había que mejorar la sanidad lo que viene a ser una crítica a la situación anterior.
Hay muchos y variados problemas tanto en la administración el Estado como aquí, pero hay un tema común a uno y otro lado de la Gudiña: la desafección de la ciudadanía hacía unas estructuras que no tienen en cuenta a sus conciudadanos. Ya nada es como antes. Hay mucho que mejorar y, sobre todo, no podemos volver al pasado.