Los beneficios del sol son esenciales para la vida. Sus efectos positivos abarcan desde la mejora de la calidad del sueño y el estado de ánimo hasta la imprescindible producción de vitamina D del organismo. Sin embargo, también presenta perjuicios para la salud derivados de una exposición intensa (quemaduras, lesiones oculares, etc.) o crónica (cáncer de piel, manchas, etc.). Con la llegada del verano, hay que extremar precauciones.
Victoria Nespereira, especialista en Dermatología Médico-Quirúrgica y Venereología del hospital San Rafael en A Coruña, explica en esta entrevistacómo debemos cuidar la piel en verano y cuáles son las consecuencias que el sol genera en la memoria de la dermis.
Si dijesen "piel, sol y verano" la mayoría de la población pensaría en una cosa: moreno. ¿Qué es lo primero que se le viene a una dermatóloga a la cabeza con estas tres palabras?
A mí lo primero que se me viene a la cabeza es: precaución. La piel se defiende frente a la agresión de la radiación ultravioleta, y eso se traduce de forma visible en piel morena, pero ocurren otros muchos cambios menos visibles, o al menos que no se ven de forma inmediata pero sí aparecen con el paso del tiempo. Por eso decimos que la piel tiene memoria. La radiación del sol acelera el envejecimiento cutáneo, produce arrugas, manchas, y lo más importante: cáncer de piel.
Sabemos que existen las cremas solares de diferentes grados de protección (SPF 30, 50) y en diferentes formatos (crema, gel) ¿Cómo conocer cuál es la ideal para nuestra piel?
Para escoger la crema debemos tener en cuenta que el número al que estamos más acostumbrados, ese SPF 30, 50...solo indica cuánto nos protege frente a la radiación ultravioleta de tipo B (UVA). Es muy importante fijarnos en que esa crema también nos ofrezca buena protección frente a la radiación UVA, y actualmente nos protegen también frente a la infrarroja, luz azul, luz visible...
Por otra parte, dependiendo de nuestro tipo de piel debemos escoger la textura que mejor se nos adapte. Personas con piel seca deben escoger mejor textura crema. Con piel grasa mejor en gel. Y aquellas con acné escoger cremas sin aceites e idealmente que sean seborreguladoras o matificantes.
Existen diferentes problemas dermatológicos como el acné que se ve incrementado en temporada estival ¿Cómo evitarlo?
La exposición al sol influye en algunas enfermedades de piel. Mejora algunas como la psoriasis o la dermatitis atópica, e incluso el acné. En esta última siempre teniendo en cuenta que el sol podría dejar lesiones residuales más pigmentadas (marcas oscuras) si no nos protegemos adecuadamente.
Otras enfermedades las puede agravar o desencadenar brotes como el lupus o los herpes. Y es muy frecuente presentar erupciones sobre todo durante las primeras exposiciones del verano.
¿Qué tendríamos que hacer entonces para que nuestra piel ante el sol no se viese perjudicada?
Lo ideal es disfrutar del verano y las actividades al aire libre con sentido común. No exponernos en las horas centrales del día o cuando el índice está muy alto. Protegernos adecuadamente con ropa, gorra o sombrero, gafas y crema protectora.
Si tenemos dudas o padecemos alguna patología cutánea debemos consultar con el dermatólogo para que nos aconseje de forma individual.