Cenar tarde, menos de dos horas antes de acostarse, aumenta en un 50 por ciento el riesgo de padecer diabetes, según un estudio de la Universidad de Murcia.
Liderado por la catedrática Marta Garaulet, en colaboración con la universidad estadounidense de Harvard y el hospital general de Massachusetts, de Boston, apunta a que cenar a una hora muy cercana al momento de meterse en la cama afecta a la tolerancia de la glucosa, especialmente en aquellas personas con una variante genética de riesgo en el receptor de la melatonina denominada MTNR1B.
Eso ocurre, según la investigación, financiada por el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos, porque la melatonina endógena, que se genera durante la noche cuando se acerca la hora del sueño, está implicada en las alteraciones de la glucosa que se producen en el metabolismo.
Las personas que además tienen la variable genética mencionada, en torno a la mitad de la población española, presentan una menor secreción de insulina por el páncreas cuando comen tarde por la presencia de esa melatonina.
Los resultados sugieren que en presencia de alimentos la melatonina provoca que el páncreas reduzca la producción de insulina, lo que hace que aumente el nivel de azúcar en sangre.
Según estudios previos de Garaulet, se considera una cena tardía aquella que se hace unas dos horas antes de irse a la cama, ya que el cuerpo comienza a producir melatonina una media hora antes de dormir.
La principal novedad del estudio es que se ha logrado establecer la relación entre el funcionamiento de la insulina del páncreas y la melatonina.
Para llevar a cabo el estudio se ha contado con la participación de un millar de voluntarios sanos y la colaboración del hospital Virgen de la Arrixaca, de Murcia, que monitorizó a estas personas y sus hábitos de cena y sueño durante una semana.