El fiscal coordinador de Seguridad Vial, Luis del Río, cree que la normativa en materia de tráfico es “bastante exigente”, si bien se muestra abierto a que se estudie la modificación de las actuales tasas de alcoholemia hasta llegar a una tasa cero.
Del Río recordó que la conducción bajo el influjo del alcohol o las drogas sigue ocupando “un papel protagonista” dentro de los delitos contra la seguridad vial.
Preguntado sobre si habría que ir hacia una tasa cero de alcoholemia en la conducción, respondió: “Claro que se puede estudiar si se modifican las tasas máximas pero, en principio, yo me conformaría con cumplir lo que dice la legislación vigente”.
Mientras que acreditar el consumo de alcohol en los conductores mediante test es fácil, no ocurre lo mismo con las drogas, un ámbito en el que, reconoció, “aun queda algo por mejorar en cuanto a las tecnologías para detectar” el consumo.
El fiscal achacó el incremento de los delitos de tráfico registrado el pasado año a que se perdió la conciencia vial debido a las restricciones que se establecieron durante la pandemia y abogó por trabajar en la prevención, la educación y la sanción.
Del Río afirmó rotundo que no hay impunidad en estos delitos ya que “siempre que se detectan se elaboran los correspondientes atestados y se remiten a la autoridad judicial”. Sí reconoció que la reincidencia es un problema y que la penas en delitos contra la seguridad vial son “suficientemente intensas”. Además, el fiscal reconoció la dificultad de actuar desde el Ministerio Público contra los puntos negros en carretera más allá de ponerlo en conocimiento de la administración correspondiente.
Como tarea pendiente queda afrontar la irrupción de formas sostenibles de desplazamiento, como bicis o patinetes, que plantean, en su opinión, “el eterno problema del equilibrio entre los intereses en juego”.
La solución pasa por, dijo, “garantizar la seguridad personal de peatones y de los vehículos a motor con los que pueden entrar en conflicto”.