Muere Francisco, el papa de los pobres que estuvo con los fieles hasta el final

Muere Francisco, el papa de los pobres que estuvo con los fieles hasta el final
El papa Francisco, en la plaza de San Pedro | aec

Francisco, el papa de los pobres, falleció ayer a causa de un ictus en su residencia de la Casa Santa Marta, a los 88 años, causando un gran pesar y estupor entre los fieles, que la víspera, menos de 24 horas antes, lo habían visto recorrer la plaza de San Pedro del Vaticano en su papamóvil.


“Con profundo dolor tengo que anunciar que el papa Francisco ha muerto a las 07.35 horas de hoy (por ayer), el obispo de Roma ha vuelto a la casa del padre, su vida entera ha estado dedicada servicio del Señor y de su Iglesia y nos ha enseñado el valor del evangelio con fidelidad, valor y amor universal y en manera particular a favor de los más pobres y marginados”, anunció en un vídeo mensaje el camarlengo, el cardenal Kevin Joseph Farrel.


Y continúo: “Con inmensa gratitud por su ejemplo como discípulo del Señor Jesús recomendamos el alma del papa Francisco al infinito amor misericordioso de Dios uno e trino”.


En el vídeo, grabado en la capilla de la Casa Santa Marta también aparecen el secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, y el sustituto de la secretaria de Estado, el venezolano Edgar Peña Parra, y el maestro de ceremonias, Diego Ravelli.


A las 09.45 horas llegó un mensaje al canal Telegram de los periodistas acreditados ante el Vaticano en el que se anunciaba una transmisión desde la capilla de la Casa Santa Marta y que se podía seguir por los diferentes medios vaticanos.


En la transmisión aparecían con gesto serio y vestidos de oscuro y anunciaba la noticia Farrel, que como camarlengo es el encargado de las gestiones en el momento de la llamada Sede Vacante, el periodo que va desde la muerte de un papa hasta a la elección de su sucesor.

 

Lento tañido


Las campanas de la basílica de San Pedro del Vaticano tocaron en el mediodía de este lunes a muerto por el fallecimiento del papa. El lento tañido de las campanas del templo vaticano fue escuchado por miles de peregrinos, fieles y turistas que abarrotaron la plaza de la basílica.


El anuncio de la muerte del pontífice fue repicado desde los campanarios de todo el país. También lo hicieron las campanas de la basílica romana de Santa María La Mayor, donde Francisco ha pedido que sea sepultado, en vez de en la cripta de San Pedro.


Esta basílica, situada en el centro de Roma y que custodia un icono mariano del que era muy devoto, la ‘Salus Populi Romani’, anunció con trece minutos de campanadas que “Su santidad Francisco ha regresado a la casa del Padre”.

 

La causa del fallecimiento fue un ictus cerebral que le provocó un coma y un fallo cardiocirculatorio

 


“Con filial reconocimiento, recordamos su amor por la virgen santa, a cuya intercesión hemos confiado cada paso de su ministerio petrino. Imploramos para él la luz eterna y la paz prometida a los justos”, se lee en un comunicado de la basílica.


Francisco, que había estado ausente en todos los ritos de la Semana Santa al seguir convaleciente tras su hospitalización, apareció este domingo en el balcón de la logia central de la fachada de la basílica de San Pedro para la bendición ‘Urbi et orbi’.


Después recorrió la plaza en papamóvil a pesar de sus condiciones de salud en lo que ahora puede considerarse su último adiós a los fieles.

 

 

Cuando menos se esperaba


Francisco no había participado en ninguno de los ritos de la Semana Santa. Su repentina muerte, tras haber superado una larga hospitalización de 38 días y dos crisis que pusieron su vida en peligro, llegó casi cuando menos se esperaba, en su convalecencia en Santa Marta.


La causa del fallecimiento fue un ictus cerebral que le provocó un coma y un fallo cardiocirculatorio irreversible, informó el Vaticano en su parte de defunción.


El documento, firmado por el director de Sanidad e Higiene del Estado de la Ciudad del Vaticano, Andrea Arcangeli, certifica la hora y el lugar del deceso.


Según su historial, Francisco había padecido un episodio de insuficiencia respiratoria aguda por una neumonía bilateral microbiótica, así como una bronquitis múltiple, hipertensión y diabetes. La defunción fue constatada mediante un electrocardiograma. “Declaro que las causas de la muerte según mi ciencia y conciencia son las indicadas”, se lee en el boletín.

 

La última aparición


El papa recorrió San Pedro este domingo durante varios minutos e incluso detuvo el vehículo para bendecir a algunos niños, aunque se le notaba ausente y con dificultad en los movimientos.


El pesar pero sobre todo el estupor cayeron ayer entre los fieles que llenaban la plaza de San Pedro del Vaticano al enterarse de la muerte del papa Francisco, a quien recuerdan como un “hombre de paz” y de los “pobres”.


“¡Qué!”, exclamó, con rostro triste, la alemana Birgül al enterarse de la noticia, que contrasta consultando su teléfono. “¡Pero cómo es posible! Le vimos ayer por Pascua...”, dijo una mujer, sentada a la sombra de la columnata de la plaza vaticana junto a sus hijos y su marido, con quienes pasa unos días de vacaciones en Roma. Birgüil es musulmana pero lamentó la muerte del pontífice porque le consideraba “un hombre amable” y que se “preocupaba por la gente”.


Lina, peruana, también recibió con pesar esta noticia: “Estamos muy tristes. Estamos agradecidos de que nos haya bendecido”, admite, pues en la víspera asistió a la bendición ‘Urbi et orbi’ del Domingo de Resurrección, la última de su pontificado.


Pierangela tiene 85 años y llegó a Roma desde Milán por el Jubileo. Su hija Alba confesó que supo de la muerte del papa como muchos otros: “Por el móvil, una amiga me ha escrito”. La noticia corrió como la pólvora desde su anuncio.

 

Un hombre de paz


“Estamos muy apesadumbrados. Era un hombre de paz, siempre sonriente”, dijo Pierangela.


En el lugar también se encontraba la familia argentina de Martín, Francesca y su hija María, llegados de Buenos Aires, “católicos no practicantes” que consideran a Francisco “el argentino más importante de la historia”. “Lo hemos sabido por sorpresa. Estábamos aquí en el Vaticano y siempre la muerte de un papa es algo impactante”, reconocieron los visitantes.


También en la zona de la basílica de Santa María la Mayor en Roma, donde será enterrado el papa por su expreso deseo, la tristeza reinaba entre los fieles que visitaban el templo y se mezclaban con la normalidad de los turistas y la cotidianidad de los romanos.


En el interior, entre la gente congregada, se mezclaban peregrinos que pasan la Puerta Santa con motivo del Jubileo, turistas que toman fotografías, otros visitantes curiosos y personas que rezan tras conocer la noticia del fallecimiento del papa. “Estamos entristecidos por la muerte del papa, pero a su vez contentos de que haya muerto en una fecha tan señalada, el lunes de Pascua”, comentaba una peregrina española de Córdoba que vino con motivo del Jubileo y que se disponía a rezar.

 

 

Coincidencia


Otro de los visitantes en el templo era Egoitz Sanz, de Bilbao, estos días de visita en la ciudad con su mujer y sus dos hijos. “Estos días estábamos de visita en Roma y nos ha coincidido con la muerte del papa”, contó antes de entrar en la basílica, sobre la que no sabía que se tratará del lugar donde se enterrará el pontífice.


Según transeúntes y residentes en la zona, como Cesare y Nino, dos hombres que charlaban ante la basílica, la muerte del papa tampoco les pilló sorpresa porque eran conocedores de su mal estado de salud, a lo que se suma el hecho de que ya han visto la muerte de otros pontífices en el pasado.


“En Roma estamos habituados a la muerte de los papas, yo ya he visto morir a siete de ellos”, aseguró Cesare, también comerciante que tiene un puesto de souvenirs en la plaza delante de la basílica. 

 

EL PERFIL

El pontífice de los desfavorecidos que intentó cambiar la Iglesia y remó contra los conservadores

 

Fue el papa de los desfavorecidos durante sus poco más de 12 años de pontificado, en los que intentó cambiar los mecanismos de una Iglesia demasiado centralizada en la Curia romana, atajar sus abusos y modificar su lenguaje para hablar de misericordia. Sólo el tiempo y su sucesor podrán corroborar si lo consiguió.
El argentino Jorge Mario Bergoglio fue el primer papa no europeo y el primer jesuita que resultó elegido aquel 13 de marzo de 2013, después de que durante las reuniones previas al cónclave convenciese a una mayoría de cardenales con un discurso de cambio y de descentralización.
A los fieles, este cardenal argentino considerado dialogante y moderado –aunque se había opuesto con fuerza al kirchnerismo por la ley del aborto o el matrimonio homosexual–, amante del tango e hincha del equipo de fútbol San Lorenzo, se presentó con un sencillo “buenas tardes” y añadió: “Se ve que los cardenales han querido elegir al obispo de Roma en el fin del mundo”.
A Francisco le tocó un pontificado anómalo tras la renuncia de Benedicto XVI, con dos papas que convivieron durante casi 10 años en el Vaticano, y, aunque según Bergoglio la relación fue muy buena, en algunos momentos sacó a relucir las dos alas de la Iglesia, la moderada y la más conservadora y reaccionaria.
El papa que eligió el nombre de Francisco después de que el cardenal brasileño Hummes le dijese “acuérdate de los pobres”, tras su elección en la Capilla Sixtina, destacó en su primer discurso la idea de una “Iglesia pobre para los pobres” y desde entonces todos sus esfuerzos se centraron en reformar la Santa Sede, quitar privilegios a los cardenales y hacer más transparentes las finanzas descontroladas.
La Iglesia con Francisco también empezó a hablar de acogida a los homosexuales y a los divorciados vueltos a casar, algo que hace algunos años era impensable. 
El papa de los desfavorecidos nació en Buenos Aires en 1936, en una familia de origen italiano y comenzó su carrera en la Iglesia con 21 años tras estudiar ciencias químicas. Fue ordenado sacerdote el 13 de diciembre de 1969 y, en plena dictadura argentina, entre 1973 y 1979, fue enviado a Alemania, de donde pasó a la iglesia de la Compañía de Jesús.
También fue el papa que por primera vez lidió públicamente con el área más ultraconservadora de la Iglesia católica, que mostró sin ningún reparo su oposición a cualquier decisión del pontífice.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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