La restauración del baldaquino de Santiago de Compostela, donde se ubica la famosa imagen del Apóstol Santiago y que mostraba una deformación visible en su estructura de madera, se realizó en apenas dos semanas con el trabajo colaborativo de CIS-Madeira y el arquitecto Mikel Landa Esparza, que calificó esta reforma como “una operación a corazón abierto”.
Ayer, el arquitecto Mikel Landa y la ingeniera de CIS-Madeira, Azahara Soilán, mantuvieron un encuentro con el conselleiro do Medio Rural, José González, en la Catedral, donde le explicaron y mostraron de cerca los detalles de esta rehabilitación.
Tras la visita al templo, las autoridades y los tecnólogos protagonistas de la restauración se dieron cita en un acto de presentación de estas “intervenciones en madera de la Catedral”. Allí explicaron de forma extensa las particularidades técnicas de la restauración.
González destacó la importancia de la colaboración entre la Xunta y la Fundación de la Catedral de Santiago en materia de investigación y análisis para reparar todo aquel patrimonio estructural en madera existente en el templo.
En particular, las actuaciones realizadas posibilitaron restaurar el baldaquino, en la capilla mayor, así como los yugos de roble de las campanas ‘A Maior’ y ‘A Prima Salomé’. Antes, actuaron también en las capillas absidiales de la cabecera del templo, con madera de castaño, y la de la cubierta de madera de roble de Santa María A Antiga de la capilla de la Corticela.
El arquitecto vasco Mikel Landa relató la complejidad de esta reforma debido a las “grandes pretensiones” de los constructores del baldaquino en su momento, que, “al querer imitar el de Roma”, ocuparon el espacio horizontal de la nave con un peso que con el paso del tiempo ha deformado los pórticos, causando una bajada del artesonado de once centímetros.
El equipo de CIS-Madeira, liderado por Azahara Soilán, observó esta deformación en el elemento del templo durante el “extenso análisis” que hicieron de las cuatro vigas que sujetan el baldaquino.
Al observar el problema, recurrieron a Landa, “experto en materia de restauración del patrimonio”, que, después de un escaneo láser y un “primer apeo provisional”, realizó una “rápida intervención” en dos semanas para otorgar estabilidad al baldaquino y asegurar su perdurabilidad, intervención que definió como “una operación a corazón abierto”.
Este “pequeño descenso del artesonado” se solucionó, según el arquitecto, con la reparación de las dos vigas que causaban el problema mediante un injerto de madera de castaño de la misma antigüedad que la de la pieza original. Landa destacó que otra de las patologías constructivas importantes que encontraron durante el análisis fue el gran deterioro de la madera que conformaba las columnas salomónicas que sirven de sujeción del templete.
Las causas de este deterioro, a mayores de las filtraciones de agua, fueron los xilófagos, insectos que se alimentan de madera, y, sobre todo, la calidad original de esta.
En este sentido, el conselleiro valoró el trabajo de la Xunta para situar la madera en el centro de las políticas de “compra verde responsable”, con un Plan Forestal que, según afirmó, supone un valioso instrumento para avanzar en el papel de la “silvicultura activa y de la producción de madera de calidad”. González también valoró la riqueza que representa la producción de madera en la comunidad, y definió el monte gallego como la “verdadera caja de ahorros del rural”, al tiempo aseguró que el aporte económico que del sector forestal está batiendo “récords históricos”.
Asimismo, también el conselleiro de Medio Rural quiso agradecer el trabajo del equipo de CIS-Madeira conjuntamente con el arquitecto vasco para solucionar el baldaquino de la Catedral, pieza con gran importancia, “tanto desde el punto de vista arquitectónico como desde las soluciones constructivas”.