La familia del menor acuchillado en Pontedeume pide 20 años por asesinato

La familia del menor acuchillado en Pontedeume pide 20 años por asesinato
el autor de las puñaladas ha estado en libertad provisional desde que declaró ante la jueza quintana

Las siete cuchilladas que presentaba su cadáver son, a ojos de la acusación, prueba de que el menor que falleció en julio de 2011 en Pontedeume tras ser atacado por el matrimonio que lo encontró de madrugada dentro de su vivienda fue asesinado. Su muerte llegará en poco tiempo a la Audiencia Provincial para ser enjuiciada por un tribunal popular y, según la solicitud formulada por el representante de la familia del chaval –tenía 17 años–, podría costarle hasta 20 años de cárcel al responsable de las cuchilladas y su esposa, como autor y cooperadora necesaria de un delito de asesinato.

Cree el abogado que representa a la madre y las hermanas de la víctima, el penalista Víctor Espinosa, que el joven no pudo defenderse “en ningún momento” de la agresión de los habitantes de la vivienda, que lo “arrinconaron entre ambos” en una habitación sin dejarle posibilidad de huida y le atacaron –el hombre– con un cuchillo “jamonero”.

Los hechos se remontan a la madrugada del 10 de julio de 2011. Era noche de sábado y los dos residentes en la casa de la avenida de Ferrol estaban ya acostados. Sobre las 2.15 horas, un ruido en la vivienda los sobresaltó. Salieron de la habitación y se encontraron con el desconocido, un joven ferrolano que se había desplazado junto a su hermana y amigos hasta Pontedeume para salir de marcha y cuya motivación para colarse en casa ajena nunca ha llegado a saberse a ciencia cierta.

El propietario se enfrentó con el extraño y llegó a asestarle varias cuchilladas con un arma de gran tamaño que “le facilitó su esposa tras ir a recogerlo expresamente en un cajón en el que también había otros cuchillos de distintos usos y dimensiones”, según lo describe la acusación particular en el escrito donde solicita la apertura de juicio oral.

Esta acusación sostiene de que el joven fue arrinconado en el hueco de una puerta, de manera no tuvo en ningún momento posibilidad de repeler el ataque y tampoco representaba ningún riesgo para sus agresores, ya que no iba armado. Sería capaz de escapar, malherido, de la vivienda pero moriría desangrado unos metros más allá.

 

escena "manipulada"

En la versión de los hechos que maneja el letrado de la familia la culpabilidad de las dos personas llamadas a juicio va más allá, al culpar a los cónyuges de un delito de omisión del deber de socorro: según se recoge en su escrito de acusación, ambos acudieron a comprobar que el intruso estaba muerto, pero “no solicitaron la presencia de servicios sanitarios y tampoco intentaron asistir(lo) en modo alguno”.

Por contra, y siempre según esta parte, procedieron a limpiar a conciencia los restos de sangre, y a “manipular” la escena con ayuda de un familiar. En concreto, se refiere el abogado acusador al juego de llaves que se encontró en el bolsillo de la víctima, y que pertenecía al domicilio de los encausados; según entiende, el llavero “fue colocado malintencionadamente en la ropa del fallecido a fin de crear dudas sobre su credibilidad”.

Muy distinta es interpretación de los hechos que ofrece el letrado de la defensa, José Luis Gutiérrez Aranguren, que encuadra el ataque con el cuchillo en una situación de “miedo insuperable” del matrimonio derivada de la aparición de un extraño dentro del propio domicilio.

En espera de que se conozcan las peticiones de condena de la Fiscalía, esta parte avanzaba hace un mes que pedirá la libre absolución, bajo el argumento de que concurren en el ataque las eximentes completas de legítima defensa, miedo insuperable y estado de necesidad.

 

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