Así es vivir en Xuxán: el barrio de A Coruña de los 15 minutos para tener servicios básicos

El antiguo Ofimático gana músculo social y viviendas, aunque todavía algunas actividades que en otras zonas quedan a la vuelta de la esquina suponen todo un engorro: no es posible comprar el pan, tomarse un café o sacar dinero del cajero sin coger el coche o realizar una caminata hasta los vecinos Matogrande o Eirís
Así es vivir en Xuxán: el barrio de A Coruña de los 15 minutos para tener servicios básicos
Xuxán

Más de 400 familias de coruñeses tienen que pasar por un proceso de glosa y descripción cuando se les pregunta dónde viven. Podría sonar a anécdota e incluso gracioso si ese en realidad molesto trámite no afectará a actividades tan rutinarias del día a día como pedir un taxi o simplemente encargar comida a domicilio. Son los peajes que han asumido como normales por convertirse en pioneros dentro del barrio más joven de la ciudad: Xuxán, o para algunos todavía el Ofimático


Se han cumplido ya cinco años desde que los primeros vecinos arribasen a las recién finalizadas viviendas y, aunque el crecimiento tanto en infraestructuras como poblacional han sido constantes, hasta la normalidad queda todavía un largo camino por delante.


Si bien la ciudad camina hacia el concepto europeo de movilidad de ‘ciudad de los 15 minutos’, lo cierto es que Xuxán todavía tiene que caminar al menos un cuarto de hora para completar labores que a la gran mayoría de los coruñeses les quedan a la vuelta de la esquina. Como muy lejos. En Xuxán no todavía no es posible hacer la compra, tomarse un café con un amigo, desayunar leyendo la prensa del día, ir a reponer el kilo de sal voló de la despensa o, simplemente, sacar cash del cajero. Cada una de esas rutinas requiere o bien sacar el coche del garaje o caminar aproximadamente un cuarto de hora en algunos casos para ir hasta Matogrande. Curiosamente, durante la pasada semana quedó inaugurada la conexión rodada entre la calle Juan Díaz Porlier y el barrio de Xuxán, pero los vecinos de éste advierten de lo que se viene encima cuando comience el curso escolar: “Lo que nos han hecho es un embudo y que va a dar muchos problemas de tráfico. Matogrande es un sitio de colegios y oficinas y esa conexión una ratonera, por lo que la mejora es prácticamente cero”.

 

Tercera tanda

José Gil Facorro lleva en Xuxán desde 2021, lo que lo convierte en la tercera tanda de ‘pobladores’ desde 2019. Su relación con lo que todavía no era más que un proyecto viene de mucho antes: compró su vivienda en diciembre de 2009 y no fue hasta 12 años después cuando pudo poner pie en la misma. Entre medias vivió de alquiler en el próximo barrio de Novo Mesoiro. A pesar de las trabas, y de los pequeños quebraderos de cabeza, no se arrepiente de su decisión. “Ahora mismo ya no me cambiaría. En cinco o seis años deberíamos tener servicio de bicicletas o una línea de bus, por más que nos digan que ésta no tiene sentido”, explica. “Han sido años muy duros, como si viviéramos en la nada, aunque me imagino que todos los barrios empezaron así. Ahora sólo hay que ver cómo está Novo Mesoiro”, añade, con la esperanza de seguir el ejemplo de una zona que ya alcanza los 10.000 residentes.


Comparten Jose y sus vecinos una ambición común: que el barrio goce de conexión directa y no se quede fuera de los proyectos de Alfonso Molina y la cuarta ronda. “Lo principal son las comunicaciones. Tuvimos una temporada en precario con una única entrada por Eirís, pero no entendemos por qué no se nos hace un acceso directo por Alfonso Molina, desde la parcela 125. Si se va a hacer un acondicionamiento de la zona qué menos que un acceso desde la rotonda de Matogrande”, suspira.


Todos los problemas y reivindicaciones son todavía cosa de WhatsApp, grupos diversos o el boca a boca a cruzarse en el ascensor. La creación de una asociación vecinal es un proyecto varias veces frutrado por la falta de acuerdo. Cuando ésta fructifique podría comenzar con un décalogo parecido al resumen de Jose: “No tenemos supermercado, aunque se esté construyendo un Eroski pegado al Lidl y que nos obliga a ir en coche. El centro de salud nos toca en Matogrande. El cajero más cercano es también en Matogrande. No hay bares. El único bajo comercial lo ocupa el el sindicato de funcionarios. Si necesito comprar algo o voy en coche al Lidl o recorro todo el barrio. Si tenemos que coger un bus nos quedamos o a 15 minutos desde Eirís o nos obliga a ir a Alfonso Molina y esperar frecuencias de 20 o 30 minutos. Tanto los taxis como la comida a domicilio a veces se pierde porque el callejero no sale en el GPS”, apostilla.


En esa ciudad de los quince minutos que tanta gracia causa a los residentes hay otra contradicción: ir a tomarse una copa al centro y no coger el coche implica entre 16 y 20 euros de taxi para ir y otro tanto para volver.

 

Iniciativa vecinal

Uno de los rostros visibles cada vez que Xuxán ha tenido un intento de movimiento asociativo es Diego García. “No me arrepiento de haber venido a vivir. Es un barrio muy tranquilo, bien situado, con la entrada y la salida de la ciudad a un paso”, afirma. “Lo que más nos urge es el mantenimiento. Es cierto que tenemos el parque infantil y, aunque ahora tengamos tres accesos que nos hacen formar parte de la ciudad, lo que hace que se me caiga el alma al suelo, es cómo está con dos o tres años. Da la sensación de que muchísimas zonas están abandonadas. La vegetación sale por todas partes”, añade sobre otro de los temas recurrentes de conversación entre vecinos.


Diego comparte edificio y año de llegada con Jose, además del hecho de criar a dos niños en una zona en la que el parque infantil es el único servicio que funciona. No obstante, al igual que ha sucedido con otros barrios periféricos, la lucha por la igualdad con el centro ha creado una suerte de incipiente orgullo de barrio y sentido de pertenencia

 

La dificultad une a los vecinos

Al igual que sucede en otros barrios como Novo Mesoiro, la dificultad ha unido a los vecinos. De hecho, a pesar de las escasas infraestructuras son ya varios los actos sociales que han protagonizado. Por ejemplo, el pasado Halloween más de un centenar de vecinos participaron en la ruta de truco o trato. Fue considerado el primer acto colectivo en la historia del barrio.


La última noche de San Juan también hubo sardiñada de confraternización entre residentes. Aunque la afluencia no alcanzó la de Samaín, sí supuso una buena alternativa a la falta de locales de hostelería y la fiesta se extendió hasta la noche. Y es que contra la falta de servicios parece que la voluntad de los vecinos hace de Xuxán un barrio más ‘amigable’ .

Xuxán
Xuxán

UNA ZONA EN CONSTRUCCIÓN

Bajos comerciales a la espera de emprendedores

Las grúas dominan el paisaje de Xuxán, donde hay varios edificios que llevan meses finalizados y todavía no están habitados. Además, en las paredes que podrían ser ocupadas por escaparates o bajos comerciales existen enormes pintadas con números de teléfono anunciando su alquiler. “No podemos culpar al Ayuntamiento de que no haya bares o comercios, pero nos gustaría que alguien se atreviese a dar el paso y emprender”, dicen los residentes.

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ROTONDA SIN SALIDA

Solamente es posible cambiar de dirección

La ansiada conexión con Alfonso Molina de momento no está contemplada para el barrio más joven de la ciudad. Un curioso ejemplo está al final de la calle José Lesta Meis, donde la rotonda proyectada para conectar con Lavedra es el realidad un punto de cambio de sentido: no tiene más direcciones que la de entrada y lo que debía ser el enlace con la avenida es ahora un camino peatonal. “Estaba en el proyecto de urbanización y luego se cambió”, indican.

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EL LEJANO OESTE

La vegetación crece en medio del asfalto

La mezcla entre el hormigón y una vegetación que crece a pasos agigantados deja una estampa más propia de un poblado fantasma que de un área de futuro. Si se une a ello la falta de actividad por las calles, de gente paseando o de vida social deja una impactante sensación para los visitantes. “Muchas veces los repartidores de Amazon o de comida a domicilio nos dan la vida y así cada vez sale menos gente a pasear”, asumen sobre la necesidad de bajar a la calle.

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EL TOBOGÁN MÁS ALTO DE LA CIUDAD

Un parque algo lejano para algunos residentes

Inaugurado el pasado mes de noviembre, y con una altura de seis metros, el tobogán del parque infantil es quizás el gran orgullo o símbolo de la evolución del barrio. Sin embargo, aunque es la único área de juegos de la zona, su ubicación no convence del todo, por ejemplo, a los que habitan en la parcela 125. “Justo lo han puesto pegado a Matogrande, y para buena parte del barrio implica una buena caminata hasta llegar allí”, se quejan.

 

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