El futuro de Afundación se está dibujando a través de un plan estratégico a cinco años que se presentará en diciembre, pero las líneas maestras del proyecto ya están claras: la profesionalización, huyendo de cualquier tinte político, la sostenibilidad y la sensación de pertenencia a todos los gallegos.
Objetivos que ayer presentó Miguel Ángel Escotet, presidente del patronato de la entidad, que manifestó su actitud con respecto a su cargo apuntando que será un “presidente activo, no representativo”.
Con el trabajo diario como premisa –“sin noticias espectaculares”–, Escotet aboga por el perfil profesional, técnico, en lugar del político. Por eso se manifiesta “poco amigo de las inauguraciones y sí de los resultados” y aclara que no anunciará lo que se va a hacer, sino lo que ya esté hecho, dejando atrás “la pompa y el platillo” con que se revestían las acciones de la entidad en épocas pasadas.
En esta nueva etapa, Afundación partirá de “metas utópicas para asentarse después en la realidad” con la apuesta por la innovación como elemento imprescindible para potenciar sus fortalezas. Con el símil de un tren, Escotet deseó tener una organización bien articulada con un locomotora que tire de los numerosos vagones. Afundación se distinguiría así de las instituciones que “se dedican a dar” para entrar situarse en el grupo de “las que tienen su base enraizada en lo que hacen”, que “se financian a sí mismas”. Por este motivo, el presidente explicó que se concentrarán en sus programa propios y reducirán al máximo las actividades ajenas, sin renunciar, no obstante, a la cooperación.
En este aspecto, el de la cooperación, hizo hincapié Escotet, que, relató que a lo largo de su carrera ha aprendido que lo importante “no es competir, sino convivir, cooperar y compartir”. Por eso, argumentó, la entidad “es una fundación para los gallegos” en la que “Galicia debe ser el norte para los que están aquí y los que están fuera”.
La fragmentación y la localización son dos de las debilidades contra las que trabaja el presidente de Afundación, que insistió en la necesidad de que todos los gallegos sientan la fundación como propia, porque esta “no es de una ciudad, es de Galicia”. En resumen, Miguel Ángel Escotet quiere una fundación “más especializada, menos fragmentada y que abarque toda Galicia”.
Una vez conseguido ese objetivo, el siguiente paso es sacar Afundación de las fronteras nacionales. “Más que localizar me gustaría internacionalizar, dar un salto al mundo y llevar a Galicia al mundo”, apuntó, con el deseo de que exista “impacto social y cultural”.
Para ello cuenta con “muchos contenedores” a los que quiere dotar de contenido de forma selectiva. El presidente de la institución quiere evitar “dar contenidos por dar” y ahí entra de nuevo la necesidad de hacerlos “dentro de un plan” que consiga un nuevo paso adelante en la entidad.