Este conjunto arquitectónico se halla en la calle Panaderas, ocupando un antiguo edificio que existía como ermita dedicada a Nuestra Señora de las Maravillas. Su fundación parece que se debió a doña Catalina de Estrada, sobre 1680, en cuya época se da inicio a los trabajos de construcción del convento y de la iglesia de las capuchinas.
Estas obras correrán a cargo –en su mayor parte– del arzobispo de Santiago, Antonio de Monroy, quien dona para este efecto 28.500 ducados. También numerosos devotos coruñeses contribuyen a su levantamiento. contribuirán a su levantamiento.
Las primeras monjas clarisas que llegan a esta institución lo hacen en 1683. Procedentes de Madrid, en un primer momento son alojadas en el convento de Santa Bárbara, desde donde saldrán en procesión a tomar posesión de su nueva residencia conventual de Panaderas. Estas religiosas estaban obligadas a tener la observancia de las reglas de San Francisco de Asís.
El edificio que acoge la iglesia y el convento es de pequeñas dimensiones y, de su interior, destaca un cuadro colocado sobre al reja del coro que representa a San Francisco en oración, tenido como una de las mejores obras realizadas por Zurbarán.
Cuando el arquitecto compostelano Francisco de las Casas proyecta esta edificación lo hace de un modo austero. Así, su fachada se compone de un cuerpo dividido por cuatro pilastras toscanas apoyadas en sus bases y elevadas sobre la puerta de acceso, a la que se llega por una escalinata en semicírculo en que se recortan caprichosamente los espacios geométricos hasta formar una repisa sobre la que se asientan otras dos pequeñas pilastras. Estas flanquean otra imagen de la Virgen de las Maravillas, mientras que en el cuerpo de su coronación aparece el escudo de la Orden Franciscana.
El vestíbulo de entrada estaba iluminado por dos pequeñas ventanas que proyectaban la luz sobre la puerta que lleva a su nave. Mientras que el templo es una nave que se divide en cuatro tramos, el retablo está colocado debajo del arco triunfal, como un relicario de la divinidad y rodeado de santos franciscanos. Sobre su cornisa se eleva en cuerpo de remate la Virgen del Carmen. En su capilla descansaba la cabeza de San Juan, trasladada hasta a este lugar a raíz de la demolición de la antigua capilla dedicada a dicho santo.
Este conjunto será casa conventual de las monjas clarisas, hasta el año 1982. En la actualidad forma parte del Museo de Bellas Artes de la Coruña, conservando su arquitectura en la fachada principal del convento y de la iglesia que da a la calle de Panaderas. Anexo a este edificio está la casa del cura, la cual se dedicaba a vivienda del capellán de la orden, que era el encargado de celebrar la misa en el convento y capilla.
El inmueble, ahora desaparecido, contaba con un sótano, planta baja y tres altos. En este último estaba el desván y, en sus inicios, el bajo cumpliría las funciones de cortijo, aunque los usos que tendrá durante su existencia serán varios, como el de sede de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad.
La demolición de la casa del cura, en el año 2004, provocó un agrio enfrentamiento entre los ciudadanos, el Ayuntamiento de A Coruña y los constructores de una gran urbanización que se levanta en la zona y que causó innumerables problemas a la vecindad.
La fachada puedo reconstruirse y el edificio se levantó de nuevo en el año 2008, pero la piqueta ya se había llevado por delante la vieja e histórica casa del cura de Panaderas. n