Sin poder establecer si las relaciones sexuales que mantuvo en Padrón en octubre de 2008 una pareja en el piso que habían compartido hasta su ruptura fueron consentidas o “fruto de una intimidación”, la Audiencia Provincial acaba de absolver al joven involucrado de los delitos de violación y lesiones por los que en los días posteriores fue acusado por su exnovia.
El tribunal considera el testimonio de la denunciante insuficiente para sustentar una condena que, según la petición final de la Fiscalía, podría haber rebasado los once años de cárcel, al entender que carece de la “solidez necesaria” para superar cualquier margen de duda razonable, al no estar avalado por otros indicios. Esa conclusión se sustenta en cuestiones como el hecho de que la pareja hubiera estado tomando algo con una tercera persona aquella tarde antes de acudir al piso donde, según la denuncia, fue encerrada ella contra su voluntad. “Lo acompañó de forma absolutamente voluntaria, sin amenaza ni engaño”, fallan los magistrados, que ponen así en duda el argumento esgrimido por las acusaciones cuando alegaban que la joven no se resistió físicamente al ataque sexual por miedo.
Porque, según manifestó ella durante el juicio, el episodio del piso no fue el único incidente violento al que fue sometida por su exnovio a raíz de la ruptura. Los escritos de acusación reseñaban un enfrentamiento previo, en el que ella sufrió el aplastamiento de dos vértebras y que según el fiscal puso ser un primer intento de ataque sexual fallido.
"orfandad probatoria"
No lo interpretan así los miembros del tribunal, que aprecian una “orfandad probatoria absoluta” en la versión de este hecho por parte de la supuesta víctima, de la que señalan que fue ganando en extensión, gravedad y contenido incriminatorio con el tiempo. Descartado pues que la lesión de espalda de la joven se debiera a un enfrentamiento con su pareja, los magistrados ponen en duda esa falta de oposición al encuentro sexual basada en un incidente intimidatorio previo.
Pero además, el dictamen aprecia “incoherencias e imprecisiones” en el relato de la chica, tanto en lo relativo a ese supuesto primer ataque físico, como en el segundo, más grave, en el que según sus manifestaciones, el acusado la encerró en el piso y se abalanzó sobre ella, para después mantenerla retenida en la vivienda hasta que los padres de él respondieron a su llamada de auxilio y la liberaron.
Sobre el encierro, destacan los magistrados que ninguna de las acusaciones formuló cargos por este hecho que, de ser cierto, supondría una “flagrante restricción de su libertad ambulatoria”, y también llaman la atención sobre el hecho de que, una vez fuera de la vivienda, la joven acompañara a los padres del acusado hasta su casa y solamente lo acusó de violación pasado un rato, durante una discusión.
rumores
Por último, tampoco obra en favor de la joven su carácter “reservado”, al que se remitieron varias de sus amigas más cercanas para justificar que no les contase en un primer momento los supuestos abusos sexuales o los hipotéticos episodios de violencia machista que, según se sugirió durante el juicio, sufrió a manos de su excompañero sentimental.
En este sentido, la sentencia rechaza también como pruebas los “rumores” a los que se remitieron las testigos sobre esos supuestos malos tratos, por cuanto ninguna de ellas tuvo constancia de ellos, ni de forma directa, ni por boca de la denunciante.