El Puerto Exterior comienza una nueva fase de las obras con el desmonte de más terrenos en el entorno. Se han demolido ya las oficinas de obra que se encontraban en la antigua entrada del muelle por Suevos –ahora se accede por el polígono de Sabón– y se ha derribado el mirador desde el que las visitas pudieron observar durante estos años la dársena y el avance de las obras, en especial la construcción del contradique. Las máquinas ya trabajan también en la excavación del terreno y en la retirada de tierras con el objetivo de ganar más superficie portuaria.
En total, se calcula que se retirarán tres millones de metros cúbicos de áridos de esta zona, que se trasladarán al mar para generar nuevas explanadas. Entre estos rellenos y el desmonte de la zona superior hasta alcanzar el mismo nivel que el resto de la dársena, el Puerto Exterior dispondrá de otras 40 nuevas hectáreas a final de este año, cuando está previsto que terminen estos trabajos. En ese momento el recinto alcanzará ya las 187 hectáreas, de las 250 que sumará en total la dársena exterior una vez concluida.
Se trata de una de las grandes actuaciones que se desarrollarán este año en Langosteira durante la campaña de verano, la más importante porque el buen tiempo permite grandes avances en las infraestructuras.
Ahora mismo hay 30 personas trabajando en este proyecto, pero en junio se tendrá que aumentar la plantilla hasta 70 porque comenzará también la ejecución del pequeño contradique paralelo que protegerá la toma de agua de la central térmica de Sabón.
Y es que el desmonte de estas parcelas forma parte de la licitación de la primera fase del contradique, que integra varias actuaciones: por un lado, la ejecución del espigón, que ya se terminó el pasado año, por otro la construcción en paralelo de su gemelo a unos metros de distancia y que, una vez terminado el trabajo, quedará oculto bajo nuevas explanadas portuarias y, por último, el desmonte de los terrenos que comenzaron la semana pasada.
El pequeño rompeolas que se prevé construir este año medirá 350 metros de largo y en él se volverán a utilizar los denominados “cubípodos”, grandes bloques de hormigón que en lugar de tener sus caras lisas presentan una protuberancia para evitar que se muevan con la fuerza del mar. Se calcula que se utilizarán unos mil bloques de 15 toneladas solo en esta estructura.