Desde norte, sur, este y oeste, decenas de estudiantes de todo el mundo llenan estos días la “desértica” Universidad de A Coruña para pasar los meses estivales y completar así varios de los cursos del International Summer School, que arrancó su quinta edición en el campus de Elviña esta misma semana y que se prolongará hasta el próximo 2 de agosto.
Afghanistán, Ghana, Pakistán, Macedonia, Vietnam o Siria son algunas de las treinta nacionalidades más singulares de los estudiantes del programa universitario, complementadas por otras más cercanas a la costumbre gallega como Italia, Túnez, Argelia o Guatemala.
Un total de cien estudiantes forman el alumnado que accede a las aulas todos los días para asistir a los 16 cursos que componen el programa. Estos muestran una gran variedad de temáticas, desde los asociados a las ingenierías hasta las más comunes en las escuelas de Derecho: aprendizaje de uso de maquinaria, análisis estadístico, química y tecnología, leyes internacionales de no discriminación o construcciones por impresora 3D son solo algunas de las múltiples líneas que conforman la oferta. Además, la diversidad cultural no solo se encuentra en torno al alumnado. Profesores de varias de las universidades más prestigiosas del mundo como la Universidad de Cambridge o el British University of Egypt serán los encargados de dar las clases,
Sin embargo, no todo estará focalizado en el aprendizaje de nuevos conocimientos. “La ciudad es increíble, la gente es increíblemente amable” asegura una de las estudiantes con nacionalidad pakistaní, con una risueña mirada de incredulidad. Otros entienden de primera mano la complejidad nacional del país. “Ya había estado en España, concretamente en Barcelona, y los gallegos son más introvertidos”, comenta otra estudiante, aunque destaca la amabilidad de los ciudadanos locales a la hora de solventarles alguna duda.
Tiempo de ocio
Los tópicos sobre el noroeste no tardan en saltar en una de las mesas del hall principal de la facultad de Derecho donde charlan varios estudiantes. “Las tapas es de momento lo que más hemos probado, y nos encantan”, aunque reconocen que todavía no han dado el salto de fe a las comidas más tradicionales, como el pulpo.
El clima, maldición inapelable para muchos gallegos, es una bendición para estos estudiantes. “La mayoría de nosotros venimos de zonas mucho más calurosas, por lo que estar en pleno julio con esta brisa y no a cuarenta grados en increíble”, afirman entre risas. Todos coinciden en la condición “mágica” de A Coruña. Otros son la envidia de la familia: “Le he mandado varias fotos a mi madre y dice que vendrá los antes posible, esto le encanta”, asegura uno de los estudiantes.