Miles de “quimions” tomarán Oncología

Miles de “quimions” tomarán Oncología
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La comunidad animada se ha puesto la capa de superhéroe para poblar la planta de oncología pediátrica del Materno Infantil y los centros gallegos, después de que Patricia Campos hiciera una convocatoria abierta a todo el mundo con la idea de que cogiesen aguja e hilo y forrasen con fieltro hasta el 30 de noviembre los goteros que se llenan de química para aplacar al peor de los enemigos. El cáncer.
La promotora lanzó la misiva a los coruñeses para que esa sala de quimioterapia fuera más humana, menos gris, y no solo consiguió poner en fila a cerca de 300 colectivos y 3.300 personas voluntarias, sino que el propio google llamó también a sus usuarios a unirse a un reto que hoy se extiende más allá de Pedrafita. 
Cuenta Patricia que la gente es tan solidaria que las bolsas que  han tejido llegan para cubrir los hospitales de toda Galicia y que ayer mismo los centros de Madrid se sumaron a la fiebre “quimion” porque, en un principio, se pensó en minions, pero ante el aluvión de colaboradores se abrió la veda a la imaginación y en la actualidad estos sueros se visten de princesas, del Capitán América y hasta de Kittys con el flequillo de Superman. 
Desde Asturias y Valencia  también han recibido solicitudes de plantas oncológicas que quieren vestir sus aparatos de personajes de ficción y hacer que ese momento sea un poco más agradable para los superhéroes de carne y hueso y para sus padres. 
Los quimions salen de una experiencia similar llevada a cabo en Sao Paulo (Brasil). Patricia se documentó hace meses sobre el tema y se enteró de que en Cádiz, la asociación Con aire de ilusión y su presidente Jaime Peinado lograron recubrir los dispensadores del centro de Jerez. Al parecer, se pusieron manos a la obra después de que en una sesión de magia organizada con el fin de abstraer a los pequeños, un niño se pusiera a llorar. 
En ese momento, alguien ocultó la bolsa del suero con un osito de peluche y el enfermo se calmó. Entonces, pensaron que se podían esconder todos los contenedores de la misma especie. Con esta idea archivada en la carpeta, Patricia acudió al Materno Infantil, donde le dieron luz verde al proyecto. Allí se informó de que ya lo habían intentado sin éxito con cajas de huevos customizadas porque no todas encajaban bien. 
Por eso, Patricia tomó como referencia el tamaño de cuatro de las bolsas y se fue a su casa a preparar un boceto. Su familia de “quimions” convenció y seguidamente trató de recolectar manos a través de un grupo en facebook que bautizó como “Quimions Coruña, el reto” y que llega ya a los 3.300. La solidaridad de la gente hizo que la iniciativa tenga en la actualidad una web www.retoquimions.org, donde se agolpan los cooperantes y se anuncian talleres, en los que se trabaja por aumentar la colección. 
En el espacio, están colgadas las instrucciones para realizar los quimions e incluso, los alumnos de Eirís protagonizan un pequeño tutorial para que a todos les resulte más fácil. Y es que los cubregoteros se fabrican en los colegios: “En un solo centro sé que hicieron 734”, en los geriátricos y los centros de personas con alzheimer. En Betanzos, los abuelos y sus nietos enhebraron sonrisas a golpe de batmans y doraemons hasta sumar 125 y en un centro comercial, los participantes le dieron forma hace unos días a otro centenar. 
Por este motivo, a la madre del fenómeno le resulta imposible calcular la cifra total porque solo en los colegios calcula que se han hecho más de tres mil. El reto quimions cuenta con la ayuda del Colegio Oficial de Farmacéuticos de A Coruña, que han facilitado sus puntos de venta para que la gente pueda depositar sus criaturas. 
El mismo transporte que distribuye los fármacos lleva a la nave de Pocomaco la marea animada para que Patricia revise la mercancía y le ponga patas y destino. Explica que los colegios farmacéuticos de Pontevedra, Lugo y Ourense se han puesto a disposición para hacer lo mismo en sus provincias correspondientes. 
Con una ruta establecida de  paradas por todo el país, los bichos con mono y gafas van llegando al local del polígono. Patricia comenta que están empezando a llegar los primeros. De ahí se repartirán por todos y cada uno de los hospitales con el único fin de alegrar a los pequeños supermanes sin capa. Porque la solidaria es así de generosa, los quimions son incontables.

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