El Gobierno y el Parlamento del Reino Unido iniciaron ayer oficialmente el receso navideño a la espera de retomar el 9 de enero el debate y eventual votación del acuerdo para la salida de la Unión Europea (UE), sin que de momento haya perspectiva de consenso.
A 98 días del Brexit, previsto para el 29 de marzo de 2019, la primera ministra conservadora, Theresa May, no ha logrado convencer a los diputados sobre el tratado que ha consensuado con Bruselas y promete plantear el mes próximo mejoras que lo hagan más aceptable. Mientras supuestamente negocia con la UE esas “clarificaciones”, relativas a la salvaguarda para evitar una frontera dura en la isla de Irlanda, el Gobierno se centra en aumentar los preparativos para una posible salida sin acuerdo del bloque europeo.
Aviso a las empresas
El secretario financiero del Tesoro, Mel Stride, advirtió ayer de que las empresas que comercian con la UE deben tomar medidas “ahora” para una hipotética alteración de las cadenas de suministro.
“Quienes estén importando o exportando (a los 27 países comunitarios), en el caso poco probable de que no haya un acuerdo a finales de marzo, deben tomar ciertos pasos”, dijo Stride.
En concreto, recomendó instalar software que permita a las compañías hacer declaraciones de importación y exportación de mercancías, algo innecesario dentro del mercado único, y que estén listas para pagar derechos aduaneros en caso de que, ante la falta de pacto, se impongan nuevos aranceles. El consejo de ministros decidió el martes, en su última reunión de 2018, que los planes de contingencia para un no acuerdo sean una “prioridad operativa”, algo que la oposición política consideró una táctica “intimidatoria” para forzarles a apoyar el tratado de May.
También dentro del Ejecutivo hay quien se opone a considerar siquiera una salida no negociada, y el ministro de Justicia, David Gauke, dijo ayer que le sería “muy difícil” permanecer en el equipo de la dirigente tory si el Reino Unido se encamina a una salida brusca de la UE, algo que teme asimismo el sector empresarial.
Sin embargo, la líder conservadora en la Cámara de los Comunes, Andrea Leadsom, reveló que se estudia un plan para dejar el bloque “sin acuerdo pero de manera gestionada”, con un consenso de mínimos para mitigar el impacto en la economía, si bien esta opción fue rechazada por el portavoz de May. Una mayoría de la Cámara se opone al acuerdo propuesto por la jefa del Gobierno en su forma actual, sobre todo a la cláusula de seguridad que se aplicaría para impedir una frontera en la isla de Irlanda en ausencia de un pacto comercial bilateral al final del período de transición, en 2021. Esa cláusula contempla que todo el Reino Unido forme una unión aduanera y que Irlanda del Norte mantenga un régimen similar al del mercado único, lo que los críticos ven inaceptable porque tendría una duración indefinida y amenaza la integridad territorial del país.
May ya suspendió por falta de apoyos la primera votación de su tratado programada para el 11 de diciembre y al día siguiente superó una moción de confianza interna presentada contra su liderazgo por diputados de su propio partido. Según publicó ayer “The Times”, la líder conservadora se ha reunido esta semana con sus colegas disidentes, partidarios de un Brexit duro, para tratar de limar asperezas y lograr el compromiso de que no volverán a boicotear sus planes.
La primera ministra ha anunciado que el acuerdo mejorado se someterá a votación, después de varios días de debate, la semana del 14 de enero.