Cuando, en octubre de 2008, los padres del joven que esta semana se sienta en el banquillo de la Audiencia Provincial recibieron una llamada de la que había sido su novia 11 años diciendo que este la tenía encerrada en un piso de Padrón, no acabaron de comprender. Y menos, según afirmó ayer la madre ante el tribunal, cuando al llegar al edificio, ella misma les abrió la puerta y les pidió que la llevaran a casa.
Al día siguiente presentaría denuncia contra su expareja, asegurando que la tarde previa la había obligado a mantener relaciones sexuales por la fuerza. La denuncia recogía también un episodio violento previo, y por ellos, el hoy acusado se enfrenta a una petición de condena de algo más de cinco años y medio y al pago de 10.500 euros, por delitos de violencia de género y abuso sexual con acceso carnal.
Ambos episodios los evocó ayer ante los magistrados de la sección primera la amiga de la denunciante que la acompañó a lo largo del proceso. Según declaró, acudió con ella al médico por un dolor de espalda que, según le confesaría más tarde, se debía a un empujón de su expareja en el curso de una disputa. Una semana más tarde la denunciante le contaría el episodio ocurrido dentro del piso. “Díxome que a agredira sexualmente; non lle preguntei como fixera, porque non era un tema bonito (...) era reservada para o seu”, explicó ayer la testigo, que sí dio cuenta de altercados previos de la pareja, como el día en que vio a su amiga con un ojo amoratado y ella lo achacó a una discusión de pareja.

por "miedo"
La Fiscalía sí detalla lo ocurrido en el interior del piso. Según apunta en su escrito de acusación, aquella tarde, el joven encausado tiró a su exnovia en un colchón del salón y allí la obligó a mantener relaciones sexuales pese a sus reiteradas negativas. Esta parte se basa en las manifestaciones de la chica para señalar que si no ofreció resistencia física al ataque fue “por el miedo causado con la situación”.
No lo entendieron así los padres del procesado cuando llegaron al piso aquella tarde. La madre, que ayer compareció en calidad de testigo, asegura que en ningún momento la novia de su hijo habló de una agresión sexual, aunque sí acusó aquella noche a su pareja de haberla maltratado.
Según su relato, el hijo dormía cuando la familia entró en el piso, con lo que se llevaron a la denunciante en coche a casa de sus padres y, como no había nadie, a su propia vivienda. Antes, pasaron por el cuartel de la Guardia Civil, una cuestión que la testigo achaca a un hecho “casual”.
Sería aquella misma noche cuando la familia tendría noticia de la futura denuncia, tras una discusión de la pareja que se produjo cuando el acusado llegó a casa de sus padres y, al encontrar allí a la chica, le devolvió las llaves del coche. “Dijo que le iba a denunciar y que la justicia la iba a creer más a ella”, recordó la madre, que admitió que echó de la casa a la denunciante cuando comenzó a insultar a su hijo.
La mujer reconoce que desde el primer momento la joven habló de malos tratos, pero niega que la pareja estuviera ya rota, como afirman los allegados y ayer mantuvo la abogada de la acusación particular, al insinuar que el joven “no aceptaba la ruptura”. “Estaba seguido en nuestra casa y venía a preguntar por él. Siempre estaba a buscarlo”, rebatió la madre, que sí reconoció que, en aquellas fechas, su hijo tenía una adicción a las drogas que ella desconocía.