Los vecinos de la zona del Orzán hace tiempo que no saben lo que es una noche tranquila, especialmente los jueves universitarios y los fines de semana. Dos de las zonas más conflictivas son la calle de Vista y la plaza de la Cormelana, ya que la fiesta suele alargarse hasta las 03.00 o 04.00 horas, excediendo el límite de cierre de algunos de los locales.
“Es una zona declarada acústicamente saturada –en 2007– por lo que hay que cuidar el ruido. Hay noches en las que es imposible dormir”, destaca el presidente de la Asociación de Vecinos Ensenada del Orzán, José Luis Méndez, que también se queja de celebraciones esporádicas que contribuyen a que este problema se incremente durante la semana, como el reciente Atlantic Pride.
“Estamos absolutamente indignados porque no se nos consultó a los vecinos y se ocupó la calle con barras, banderas... Mucha gente trabajaba al día siguiente porque fue un martes y un miércoles y fue imposible dormir, la música duró hasta altas horas”, indica, al mismo tiempo que señala que, si el evento estaba programado por el Gobierno local anterior –como es el caso– se debería haber paralizado o buscado la mejor alternativa para causar las menos molestias posibles a los vecinos.
Durante años, desde la entidad vecinal denuncian que, desde hace años, el Ayuntamiento no atiende a sus demandas y la presencia policial es bastante escasa, por lo que resulta difícil saber a quién deben dirigirse.
Ante la llegada del nuevo Gobierno local del PSOE a María Pita, José Luis Méndez asegura que les están “dando tiempo para calentar el asiento” antes de solicitar una reunión formal para tratar esta problemática. “Lo que queremos es presentarles nuestra exigencias para que esta sea una zona habitable, que se rehabiliten las casas y los alquileres sean asequibles”, indicó el presidente de la asociación vecinal, al mismo tiempo que señaló que la alcaldesa, Inés Rey, “debería tomarse como bandera de su reinado el recuperar esta zona”.
Para la asociación de vecinos, el problema histórico reside en que los locales, cafeterías y pubs de la zona no respetan la normativa y a que muchos de los clientes de estos establecimientos salen a la calle con bebidas y se reúnen en el exterior gritando y ensuciando el entorno, por lo que la única solución pasa por el civismo y el cumplimiento de la normativa.
El problema del ruido, además, es estacional, ya que se incrementa en estas fechas estivales con la llegada del buen tiempo y de los periodos vacacionales. Precisamente, una de las peticiones más urgentes que le hace el PP al nuevo Gobierno es el control de esta problemática tanto en el Orzán como en los vecinos, tal y como anunciaron los de Beatriz Mato la pasada semana.
La calificación hace doce años de ZAS (zona acústicamente saturada) por el Gobierno de Javier Losada suponía la puesta en marcha de medidas para impedir la concesión de nuevas licencias para locales potencialmente conflictivos en el barrio; la revitalización de los planes de inspección técnica de los locales de ocio; el fomento de la reducción de categorías de los locales, favorecer el esponjamiento de locales; y otras medidas que permitan mejorar los aislamientos acústicos de los edificios residenciales.
Proyecto de gentrificación
Los vecinos también solicitan la recuperación del barrio para atraer a nuevos vecinos que bajen la media de edad de la zona y recuerdan un proyecto presentado en conjunto con la Universidad de A Coruña para la creación de pisos tutelados por el organismo en viviendas que estuviesen vacías, ya que así “se llenaría de juventud y sería una solución ante la dificultad de hacer obra nueva”, explica una de las residentes.
Otra de las posibilidades es que el programa “Rexurbe”, mediante el cual la Xunta se hace cargo de inmuebles en estado de abandono para potenciar el acceso a una vivienda, se interese por esta zona. De momento, el Ejecutivo gallego ya anunció actuaciones en la ciudad en la zona de la Pescadería.