El CICA (Centro de Investigaciones Científicas Avanzadas) es uno de esos lugares con un aura diferente. Situado en el campus de Elviña, en lo alto de una pequeña colina desde la que se divisan varias facultades, sus muros encierran un gran número de investigaciones que fácilmente serían tildadas de revolucionarias. El estudio de las algas como posible alimento “común” de una dieta o el aislamiento de células de las esponjas marítimas para poder combatir células cancerígenas son algunos ejemplos de lo que se hace de forma diaria en este centro.
El CICA es una de los cuatro centros que sostiene la vena innovadora de la Universidad de A Coruña, todos pertenecientes al denominado Campus Innova, centro virtual dedicado a estas cuestiones investigadoras. Concretamente el CICA se centra en cuatro ramas diferentes: biotecnología, medio ambiente, nuevos materiales y biomedicina, cada uno con sus peculiaridades y objetivos.
Veinticuatro grupos formados por doscientos cuarenta investigadores, profesores, doctores y técnicos son los que hacen posibles investigaciones tan inverosímiles al ojo inexperto como la utilización de levaduras para contrarrestar los cánceres de ovarios y de próstata.
Fichajes científicos
Esta agrupación comenzó su andadura en 2012 pero no fue hasta 2016 cuando se trasladó a su actual sede. Desde entonces han acogido un gran número de iniciativas y han “fichado” a varias de las mentes científicas más prometedores del país para que desarrollen sus trabajos en el campus coruñés, como es el caso de la química Elena Pazos o la bióloga Ana Rey. El CICA también dirigió 83 tesis doctorales en el año 2017, y contribuyó a 38 congresos nacionales y a más de 100 internacionales.
Pero no solo los profesionales corroborados atraen la atención del CICA. En los últimos tiempos el CICA ha desarrollado el programa “Incrústate”, que tiene como principal objetivo la captación y concienciación de los más jóvenes (estudiantes de Bachillerato y ESO) para que descubran de la manos de especialistas en grandes temas de investigación lo que son las ciencias naturales que rigen nuestro mundo. Como prueba de ello, las instalaciones del CICA están decoradas con carteles donde los jóvenes cuentan su experiencia sobre los días en los que se metieron en la piel de auténticos científicos.
A mediados de mes, el centro abrió sus puertas para varios visitantes, la mayoría con condiciones de profesores universitarios, para observar las entrañas del edificio. Las conversaciones con clara base científica abundaron, mientras varios de los investigadores del centro mostraban sus perspectivos proyectos.