De poder a poder, como suele decirse. A veces, los partidos con condiciones no son partidos en condiciones. En este caso, sí. El Cerceda se curró los tres puntos (2-1) ante un Fabril que puso toda la carne en el asador para tratar de aguarle la fiesta. No fue así y los locales se situaron a un punto de la promoción mientras que los deportivistas se despidieron de sus opciones de playoff.
Tras marcar once goles en las dos jornadas anteriores, el Fabril no estaba para experimentos. Devesa propuso tres cambios con respecto al partido frente al Rápido. Marc Martínez fue el portero (en lugar de Felipe); Uxío, el central con Sidibé (Róber jugó con el equipo juvenil); y Bicho formó pareja con Romay (Gabi también ‘bajó’ para medirse al Celta).
Lemos no modificó su habitual once inicial (la única duda podría ser la presencia o no de Peloto) pero sí esbozó matices en su 1-4-4-2. Herbert reforzó el centro del campo en tareas defensivas echando un cabo a Granada y Élmer para igualar al trío Queijeiro-Romay-Bicho. Dio resultado en los primeros veinte minutos.
El Cerceda salió muy enchufado y provocó que el Fabril se atragantase en la salida de balón. Con Chirri entre Sidibé (central) y Adrián (lateral izquierdo) y Dani tapando a Uxío, la única solución ‘clara’ era la de Sidi: conducciones que terminaban en naufragio o pelotazos largos plácidos para el rival. Romay, desesperado al no entrar en juego; y Bicho, indolente en sus últimas actuaciones con el filial, pasaron desapercibidos. En ese primer intervalo del primer tiempo, Cano soltó la diestra dos veces: paradas de Marc.
Rondando el ecuador de la primera parte, el filial del Depor se recuperó. Por fin se sintió cómodo con el balón y lo tuvo en campo contrario, consiguiendo meter al Cerceda cerca de su área. Fueron los mejores minutos de fútbol del Fabril pero, eso sí, sin generar ocasiones claras, sin hacer que Diego se convirtiese en héroe. Por cierto, partidazo del portero local, sobre todo con el pie (surtido de pases medidos en todas las direcciones y de todas las distancias).
La confianza incitó al Fabril a presionar cada vez más arriba y, a falta de un minuto para el descanso, Callón se fue a por Juan (lateral zurdo del Cerceda), que cabeceó para Herbert, pegado a la banda izquierda. El, sin duda, crack del partido (realizó una primera mitad espectacular) rompió en velocidad a Uxío y, tras adentrarse en el área, puso el balón en el punto de penalti. Granada, llegando desde segunda línea, acompañó el cuero con el interior y lo colocó tenso en el ‘palo largo’. Difícil para Marc. 1-0. Último minuto. ¿Gol psicológico?
Devesa movió ficha en el intermedio. Uxío, con problemas (visibles) en el cuello, se quedó en el vestuario. En su lugar entró Lemos. Queijeiro pasó a jugar de central y el esquema se transformó en 1-4-4-2 (Romay y Bicho, pareja de medios; Lemos y Remeseiro, dúo de delanteros). Tal y como sucedió en la primera parte, el Cerceda arrancó mejor. En una nueva brillante jugada de Herbert, con taconazo incluido, el esférico acabó con centro en la cabeza de Dani, que obligó a intervenir a Marc. Otro cabezazo sobre la otra portería, de Romay a centro de Remeseiro, pudo significar el 1-1: el palo lo evitó.
El Cerceda amplió la ventaja aprovechando la mejor jugada de Cano: conducción con espacios por el carril central abusando de potencia. Al aproximarse a la ‘semiluna’, dividió y la soltó a la izquierda, donde estaba Dani. Control y pase tenso al borde del área pequeña y remate al primer toque de Herbert con el interior de su pie izquierdo. Más duro que colocado. El disparo le salió al centro, pero Marc no reaccionó a tiempo. 2-0.
Lejos de tirar la toalla, el Fabril incrementó una marcha. Devesa no modificó el sistema con dos puntas, pero sí movió jugadores. Lemos, totalmente desaparecido por el centro, pasó a la banda derecha. Marc Nierga y Tonci Mujan acabaron el partido por dentro. El croata está en racha y, a falta de media hora para el final, apretó el marcador. Anotó el 2-1 de cabeza tras centro desde la izquierda de Adrián y después de que peinase Lemos. El balón acarició el larguero antes de besar la red.
En la última media hora pudo pasar de todo. El Fabril dio sensación de más entereza física (la juventud y las sesiones de entrenamientos semanales se notan a estas alturas de la temporada) y el Cerceda se defendió con uñas y dientes, reforzado en el centro del campo con la entrada de un Peque serio, práctico y ‘veterano’. Con más corazón que cabeza, los blanquiazules rondaron el empate, sembraron incertidumbre, pero no concretaron. El Cerceda se quedó los tres puntos en un partido con un equipo de cal y otro de arena.