Los bomberos acudieron ayer, pasadas las once de la mañana, al número 81 de la calle de Ángel Rebollo, en Monte Alto, donde se había declarado un incendio doméstico. La actuación no revistió importancia: no hubo heridos que lamentar, y los daños materiales fueron limitados. Pero los bomberos descubrieron que el foco se encontraba en una lavadora que comenzó a arder de forma súbita. Afortunadamente, bastó un extintor para apagarlo. Sin embargo, este hecho pone de relieve que el 60% de los incendios domésticos (la mayoría de los más de 235 urbanos que tienen lugar de media cada año) tienen como foco un electrodoméstico.
235 fuegos
urbanos tienen lugar de media cada año en la ciudad, la gran mayoría, domésticos, y debidos a un electrodoméstico
La gravedad de estos incendios varía mucho, dependiendo de la hora y del aparato incendiado. Son especialmente graves los de las estufas eléctricas, porque suelen colocarse en salones y dormitorios, lugares donde abunda el material inflamable. “No hay que dejar ninguna fuente de calor cerca de un sofá o una cama”, advierten los bomberos. Estos muebles arden con facilidad y proporcionan mucho combustible a un fuego incipiente para que pueda desarrollarse. “Hay gente que coloca incluso ropa húmeda encima de una estufa para que se seque, eso también es peligroso”, añaden. También es aconsejable apagarlos de noche.
Por supuesto, no todos los hogares están amenazados por igual. Cuanto más moderno un edificio, menos posibilidades hay de que su instalación y sus electrodomésticos sufran un cortocircuito. No en vano, el barrio más amenazado por los incendios de origen eléctrico es la Ciudad Vieja. La solución es otro electrodoméstico: según los servicios de emergencias, menos del 10% de los hogares coruñeses tienen un detector de humos o gases. Los servicios insisten en el escaso uso que se hace de un sistema de seguridad económico, fácil de instalar y que puede suponer la diferencia entre la vida y la muerte. “Solo con que se sufra un incendio una vez, ya basta para amortizarlo”, explican los bomberos
El mayor peligro que aleja el detector es el de los fuegos nocturnos, pues de día normalmente el ocupante advierte el humo. El Ayuntamiento, a través de Bomberos, está en medio de una campaña para instalar detectores de humos con conexión directa en hogares donde solo viven jubilados. Ya lleva 138.