Asumiendo que el fuego que en noviembre de 2006 se desató en una de las celdas de las dependencias policiales de Betanzos se produjo “debido exclusivamente a la propia y exclusiva voluntad de la persona que, por propia decisión, produjo el incendio”, la sala de lo contencioso administrativo del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) acaba de desestimar el recurso por el que la familia de la víctima reclamaba por la responsabilidad del Ayuntamiento en el suceso.

La sentencia destaca que la víctima prendió fuego a su celda de forma “maliciosa”

Con esta decisión, la sentencia respalda la actuación, en primer lugar, de los guardias civiles que, en el registro al que sometieron al detenido, no detectaron el mechero que ocultaba en el forro del abrigo. Pero también, la de los policías municipales encargados de la vigilancia del preso, que se habían ausentado cuando el cuadragenario prendió fuego al colchón, y de los servicios del Grumir, el 061 y Bomberos, que acudieron a asistir al herido y sofocar las llamas.

A ojos de los magistrados, lo “realmente definitivo” para denegar la responsabilidad patrimonial de la administración es el hecho de que el fuego “fue causado intencionada y maliciosamente por la propia persona privada de libertad”, que había sido encerrada por el incumplimiento de una orden de alejamiento a su pareja y un delito de amenazas.

El suceso sobrevino la tarde del 19 de noviembre de 2006 en las dependencias policiales de la Rúa do Castro, en un momento en que los guardias municipales se ausentaron de los calabozos para conectar la alarma municipal en el edificio de enfrente. Al regresar pasados pocos minutos, los agentes detectaron un fuerte olor a humo y constataron, a su llegada, que las llamas se habían extendido por toda la celda, en cuyo catre estaba tendido el detenido, que sufrió quemaduras de tercer grado en el 40% de su cuerpo y falleció días después.

falta de medios

La resolución, que confirma otra del mes de marzo del juzgado coruñés de lo contencioso administrativo número 1, rechaza el argumento de que en el desenlace mortal influyó la falta de medios antiincendios en las dependencias municipales, la tardanza por parte de los guardias de sacar al detenido de la celda y la restricción de accesos al edificio por causa de unas obras en la calle del acceso principal.

Del estudio de los informes y los testimonios de todos los cuerpos que participaron en el rescate extraen los magistrados que “la reacción de defensa contra el fuego con los medios de que se disponían y de prestación de ayuda al herido “no puede calificarse sino de rápida, diligente y eficaz para responder a una emergencia tan imprevisible”.

Similar valoración recibe el cacheo al que se sometió al preso, al que se le requisó un mechero que llevaba en el bolsillo con el tabaco, pero no un segundo que ocultaba en el forro de la cazadora. “Razonablemente, lleva a pensar que el ocultamiento de ese objeto obedecía al ánimo preconcebido de atentar contra su vida, sorprendiendo la buena fe de los guardias”, concluye el tribunal.