La coordinadora habla del trabajo de su equipo en la sombra, tan necesario para todos los procesos hospitalarios. Desde el Materno salen más de once millones de resultados al año.
El laboratorio, ese desconocido.
Sí, la gente se imagina que vienen unos tubos, que entran en unas máquinas y que salen resultados, pero, en realidad, es muy desconocido y muy omnipresente a la vez porque todo paciente que viene aunque sea solo por un día, se le hace un análisis. Por eso tenemos más de once millones de resultados emitidos al año.
¿A cuánto toca por coruñés?
El área atiende a más de 500.000 personas, así que toca por lo menos a una vez y media por paciente. Después están los análisis en sí, que son más o menos complejos, pero el volumen es muy grande, igual que el laboratorio, que es muy potente. La estructura se creó hace 25 años y tiene un área central, pero todas las especialidades están conectadas entre sí. Son independientes, tienen su jefatura de servicio, pero trabajan de forma conjunta, con un área común para la informática, que ahora es tan importante, sobre todo, para los procesos de mucho volumen de datos. La informática y la parte preanalítica son comunes. En ella, está toda la preparación de muestras antes de hacer la analítica.
¿De qué se encargan?
Se encargan de los catálogos y de avisar a los centros qué tubos tienen que extraer para cada cosa. Después cuando llegan las muestras de los 73 centros periféricos y de todo el hospital, hay unas personas que se dedican a separarlos. Es un poco la logística. Son para las cuatro áreas de hematología, microbiología, análisis clínico o inmunología, pero llegan todas juntas y eso nos permite que si el mismo tubo vale para dos áreas, no se saquen dos. Se realiza todo en menos tiempo. Cuando nos llega una nevera, uno se lleva los malvas, otro los rojos...
Eso me recuerda al trabajo en equipo de “Érase una vez la vida”.
Sí, pues es así, al abrirla cada uno prepara una cosa distinta y se envía a un área distinta.
¿Es el laboratorio más grande de Galicia?
Sí, porque en Vigo un tercio de su área se ven en Povisa. En el Álvaro Cunqueiro y Meixoeiro, los laboratorios están más divididos.
¿Por qué cree que son tan desconocidos?
Porque nadie viene a vernos. Damos un servicio muy fiable, pero somos como invisibles. Es lo mismo que cuando viajas en avión, llegas al aeropuerto, depositas tu maleta y cuando sales por el otro lado, la maleta aparece allí. Mandas tus muestras y el resultado sale por el ordenador, pero no sabes lo que va por el medio. Muchas veces me dicen, “es que lo vuestro es meter un tubo y darle al ON” porque no saben lo que hay detrás. De esos 11 millones de determinaciones, algunos procesos son automáticos, pero también los hay manuales.
¿Cuánto es automático y cuánto es manual?
Un porcentaje muy alto de muestras hay que prepararlas a mano, algunas llevan hasta dos días de proceso manual. Por ejemplo, las cromatografías, en micro están los cultivos que tardan en crecer, hay muchas áreas manuales y dentro de los automatizadas, hay mucho volumen de técnicas manuales. No solo dependemos de los aparatos.
¿Cuánta gente trabaja?
En total, somos 150 personas entre facultativos y personal técnico. Sobre 90 estamos cerca del alcance del certificado de calidad, es decir, que dos tercios del personal ya están en áreas de certificación con un aval de calidad. Hacemos un servicio fiable y necesario, los profesionales estamos muy preparados y el alcance está muy ampliado para los procesos que hacemos aquí. Hay procesos muy difíciles de certificar porque son muy dependientes de una persona que lo hace y que está muy formada. Lo que procuramos es tener áreas muy estandarizadas con una trabajo que esté yo o no todo funcione igual. Tenemos una evolución de los laboratorios hacia trabajar por procesos, que no sea mi servicio, mi máquina sino que haya procesos que funcionalmente abarquen varios servicios. Tenemos áreas montadas en que tú haces una tarea para que el otro servicio pueda realizar su trabajo más simplificado. Que no sea por servicio, que varias especialidades trabajen juntas. En el área de orina de análisis clínico se están cribando los cultivos de microbiología. Según los parámetros que salen, se siembra o no un urocultivo y eso se hace porque dos servicios se ponen de acuerdo. Antes era más área de conocimiento. La mía es análisis clínicos, pues me ciño a eso. Ahora son complementarias, trabajamos por áreas funcionales. ¿Esto quiere decir que trabajamos menos? No, lo hacemos de forma distinta y optimizamos recursos.
¿Los avances tecnológicos ayudaron a aumentar su capacidad?
Muchísimo, en todas las áreas subió el número de procesos que automatizamos y al ser tareas muy estandarizadas, que siempre se hacen igual, nos liberaron para poder abarcar más cosas. La dotación en personal es la misma que hace diez años, pero hacemos mucho más.
¿Qué nuevos análisis realizan?
Estudios metabólicos, moleculares... Se trata de campos nuevos que se abren y que tú te tienes que poner al día sobre ellos. Con estas materias se avanza en muchos terrenos diferentes. El año pasado empezamos a colaborar en el cribado del cáncer colorrectal. Esa prueba se inicia aquí, todas las heces del área sanitaria pasan por nosotros y según qué resultados dan, se programan las colonoscopias así que estamos participando en un proceso que mejora el diagnóstico de este tipo de tumor y lo podemos hacer porque una persona tiene que estar dedicada a eso. No nos dotan con más gente y es un volumen altísimo de actividad. Todos los años van surgiendo novedades y lo podemos hacer porque nuestros técnicos pueden realizarlo físicamente y pueden meter las heces en unos transportadores especiales a analizar.
¿Y para los trasplantados?
Sí, tenemos personas localizadas para el trasplante para comprobar en el último minuto si el órgano es compatible o no.
¿Se puede saber en qué localidad hay más colesterol, por ejemplo?
No tenemos estudios así porque para poder decir eso tendrían que ser muestras muy controladas, que no vayan al médico a otro lado, porque igual el suyo está en Coruña, pero se pincha en Coristanco porque su hijo vive allí.
¿Dónde se hacen más análisis?
En A Coruña. Aquí tenemos muchos centros de extracción y un volumen muy grande porque son varios y vienen todos los días. Hay localidades que pinchan dos días o tres a la semana, pero la ciudad los hace todos los días y en Carballo y Betanzos también.
¿Hay cada vez más analíticas?
Sí, la medicina es muy dependiente de las pruebas complementarias. Es raro el paciente al que no se le hace un análisis porque son muy fiables y te dan mucha información. No son invasivos. Tú sospechas de que el paciente tiene una úlcera o un cáncer en algún sitio y le haces un análisis para ver cómo está antes de realizarle otras pruebas más invasivas. Si lo ves poco también y si lo ves constantemente igual porque eso quiere decir que es crónico y necesita un control. Y aquí estamos al servicio del consumidor. En 2018 aumentamos un 5% la actividad. Detrás de cada número, hay un paciente.
¿Cuál es el remitente que más se repite?
De Primaria es de donde nos viene el volumen más grande, después las del hospital que, eso sí, son muy completas. En la UCI se hacen cada tres horas con parámetros muy amplios. Hasta la una del mediodía están llegando.
¿Cómo se empezaron a hacer los análisis?
En tarteritas que cambiaban de color. Era muy bonito y visual y yo cuando empecé de residente todavía había técnicas así, no tan manuales, que te los ponían para que entendieses por qué cambiaba el color y por qué la concentración se medía a partir de eso. Ahora ya no lo hacemos. Los que entran ahora están ya tan digitalizados que no los entienden, pero en aquel momento pasábamos de lo analógico a lo digital. El sistema actual te permite un manejo de los datos que antes era imposible cuando los resultados se anotaban en una hoja. Ahora el médico que está en Coristanco los ve al minuto.
Del laboratorio salen una media de entre 2.500 a 2.600 resultados al día
Todo lo que sale del cuerpo da información. Ellos establecen unos protocolos, pero tratan de resolver también lo excepcional. La coordinadora advierte: lo que era capaz de desvelar un pelo en “CSI” no existe, aunque la automización ayude mucho.
¿Cuánto tardan en dar los resultados?
Los de Urgencias están en media hora, pero el panel es pequeño. Tú resuelves la urgencia, pero al día siguiente le piden una con parámetros más amplios. Todo sale de manera informática, ya no va nada en papel por la protección de datos.
¿Las del VIH subieron?
No es una actividad que haya aumentado, lo que sí hubo fue una subida de las pruebas de alergia, que se incrementaron un 16%. En general, los síntomas se consultan más, crece el número de consultas, aumentan estándares de calidad de vida y se miran más. Las analíticas suben por la esperanza de vida y las enfermedades crónicas piden más pruebas.
¿Qué se puede llegar a saber?
Uno piensa que esto es como en “CSI”. Esta serie hizo mucho daño porque metía en panel una muestra de lo que sea y salía lo que bebió y comió y eso no existe. La gente tiene esa visión automática, de meto un pelo y sale todo, pero gracias a la automización hacemos muchas tareas, pero en las cuatro especialidades realizamos técnicas manuales.
Además de sangre, orina, tejidos... ¿Qué más se puede analizar?
Todo lo que sale de un cuerpo humano se puede analizar. Se hacen cultivos de tejido, hidrolizados, tú deshaces el tejido y en esa muestra de tejido pulverizado, analizas metales, aluminio, plomo si hay sospecha de una intoxicación. Pelos no solemos hacer porque la implicación de esto casi siempre es de Medicina Legal, lo mandamos afuera para que tenga validez. Esto es en casos de envenenamiento, por ejemplo, autopsias o toxicología con implicaciones legales lo mismo. Aquí hacemos las básicas para atender a un paciente que viene por urgencias inconsciente y hay que atenderlo, saber si tomó algo, ver qué sustancia es la que se lo provocó y neutralizarla para recuperarlo, pero para un juicio lo enviamos a Santiago.
¿Qué fue lo más raro que llegó?
La semana pasada llegó como una especie de piedra, de un cálculo de un dedo. Pero eso va todo fuera de lo estandarizado. Tenemos protocolos para las cuestiones generales y cuando viene algo excepcional tratamos de resolverlo. En este caso, lo pulverizamos y analizamos y al final era de un proceso reumatológico sin trascendencia. No podemos actuar por lo excepcional, aquí tenemos que resolver lo de todos los días.
¿Cuántos resultados salen al día del laboratorio?
De aquí salen una media de entre 2.500 y 2.600 al día.
¿Cuáles son esas novedades?
En el área de trasplantes acaban de cambiar la sistemática del tipaje de muestras de si es compatible o no. Le dieron un giro a cómo lo hacían, que nos llevó prácticamente todo el año pasado y lo pusieron en marcha. Está funcionando muy bien. Constantemente estamos innovando.
¿Hay buena comunicación con Primaria?
La relación es muy buena y responden muy bien a las novedades. Ahora aquí hacemos muy poca extracción y los estudios de inmunología se hacen en los centros ya.