Una única referencia hizo ayer el dueño de un taller de aluminio de Muros a las acusaciones por abusos sexuales a un menor discapacitado que desde ayer le sientan en el banquillo de la Audiencia Provincial: “No es cierto”. Así contesta al relato del que fue su aprendiz durante el curso 2008 a través de un programa de garantía social, y que aquel verano confesó a su madre que su jefe llevaba meses poniéndole películas pornográficas, forzándolo a hacerle felaciones y, en las últimas semanas, obligándolo a mantener relaciones sexuales, tanto en la oficina como en la furgoneta de la empresa.

“Amenazábame con atropellarme se o contaba”, declaró ayer el joven, que en el momento de la denuncia acababa de cumplir la mayoría de edad. Ayer, oculto del acusado, volvió a contar al tribunal de la sección segunda las reiteradas violaciones, que pueden costarle a su exjefe entre 15 y 18 años de reclusión.

pornografía

Según su versión, el propietario del taller donde hizo prácticas lo obligaba “case sempre” a ver películas porno “de todo tipo” antes de forzarlo, películas que efectivamente aparecieron al analizar el ordenador de su oficina.

“Era el único ordenador que tenía en casa”, se defendió el procesado, que alega que solo descargaba ese tipo de contenido estando solo y asegura que nunca se lo mostró a su aprendiz.

Preguntado acerca de por qué el chico conocía la existencia de esas películas, el empresario “supone” que escuchó conversaciones ajenas de él con comerciales con los que tenía mucha confianza: “Él era muy de no estar haciendo nada y estar atendiendo a lo que no tenía que atender (...) Yo estaba en mi casa, no tengo cuidado de lo que digo”.

También negó al tribunal haber sabido que el joven que trabajó para él tuviese una minusvalía psíquica del 65%, pese a que en fase de instrucción admitió que “parecía un poco lelo”.