Nueve años y cuatro meses de cárcel ha impuesto la Audiencia coruñesa al hombre de nacionalidad marroquí que fue detenido en abril del año pasado por una brutal agresión contra la que había sido su esposa en un domicilio de la calle del Río Miño, en Os Mallos. La sentencia lo culpa de delitos de allanamiento de morada, homicidio en grado de tentativa y quebrantamiento de condena por el ataque, que el autor perpetró valiéndose de un martillo metálico.
A la vista de la credibilidad de la mujer, también marroquí, y de los múltiples indicios que la avalan, el tribunal de la sección primera da por válido su relato de lo ocurrido aquella mañana, cuando se disponía a entrar en el domicilio donde trabajaba como empleada de hogar. Según contó durante el juicio, al llegar al piso, se encontró con unas bolsas y, de súbito, alguien la empujó hacia el interior de la vivienda y cerró la puerta. Inmediatamente, el individuo comenzó a golpearla en la cabeza.
En ese momento, la víctima no se percató de que el objeto con el que estaba siendo agredida era un martillo metálico al que se le había retirado el mango, y tampoco fue consciente de la identidad de su agresor: su exmarido residía en Marruecos y, además, se había puesto un gorro al que había adosado una especie de rastas que impedían su reconocimiento.
agravantes
La sentencia tiene en cuenta esa circunstancia, que se considera una circunstancia agravante de la responsabilidad de disfraz, al entender los magistrados que con esa indumentaria, el acusado buscaba proporcionarse impunidad. También sirven para agravar su condena el hecho de que ya en otras ocasiones el hombre hubiese quebrantado las medidas cautelares impuestas por el juzgado por previos delitos de violencia de género contra su entonces esposa. Esta, durante la vista, señaló que en el momento del divorcio, su exmarido ya le había advertido de que volvería para matarla a ella y a sus hijos.
Finalmente, no logró su objetivo, pero únicamente debido al azar. Como señala la resolución judicial, la víctima solía estar sola durante su horario laboral pero en aquella jornada, tanto el propietario de la casa como su hija estaban en el domicilio, por lo que acudieron a socorrerla al escuchar sus gritos y también pudieron corroborar su versión de los hechos, que se opone frontalmente a la del acusado.
Este, ante el tribunal, aseguró que había acudido a llevarle unos regalos y fue su exmujer quien lo atacó.