Sin ningún testigo directo de los hechos, la defensa del hombre llevado a juicio esta semana en la Audiencia por el incendio que sufrió en abril de 2009 un establecimiento hostelero de La Marina solicitó ayer su libre absolución ante la “duda razonable” sobre la autoría de aquel fuego, que causó cuantiosos daños en varios de los locales de los soportales aquella madrugada.
Las llamas se iniciaron, según establecieron los peritos, en el toldo del negocio adyacente al local nocturno del que el acusado había sido expulsado aquella madrugada por orinar en la barra y demostrar otros síntomas de embriaguez.
Según los testigos que fueron pasando en los últimos dos días ante el tribunal de la sección segunda, el cliente no se resistió a la expulsión, aunque unos minutos después regresó al local para pedir un mechero para fumar, que le proporcionó el camarero.
Poco tiempo después se desataría el incendio en la marquesina de protección de al lado, que según las acusaciones –fiscal y compañías aseguradoras– provocó el acusado como represalia ante la “afrenta” de haber sido obligado a abandonar el local.
alternativa
Para la defensa, que ejerce el penalista José Luis Gutiérrez Aranguren, existe otra posibilidad plausible, como es que algún vecino lanzara por la ventana una colilla, como la que apareció en el toldo de uno de los negocios, y causara de manera fortuita el suceso. “No existe prueba directa sobre la autoría o cómo se producen los hechos”, alegó el abogado, que pone en duda las conclusiones del informe de la Policía Científica y resta importancia a los indicios en los que se basa la Fiscalía para señalar a su cliente como el responsable.
Este se enfrenta a una petición de condena de siete años por delito de incendio, pero su letrado solicitó ayer que, en caso de condena, se le imponga una pena no superior a los seis meses por un delito de daños en el que, señala, debe tenerse en cuenta la larga extensión del proceso judicial. n