han sido grabadas en los estudios de Abbey Road con una orquesta sinfónica y música electrónica, de forma que temas como “Mi gran noche” se han “elevado a las alturas”.
“Para mí este disco es un regalo y una necesidad, soy un artista que necesita reinventarse todos los años, me aburro mucho si estoy dos años haciendo las mismas cosas, y me lo pide el cuerpo”, cuenta a Efe el artista jienense con motivo del lanzamiento, mañana, de este nuevo trabajo en el que ha contado con Lucas Vidal como productor y arreglista.
Innovar sí, pero no cambiar porque la palabra “cambio” le “asusta”: “Lo que me gusta es evolucionar. He nacido con una personalidad que no estoy dispuesto a cambiar, pero sí que esa personalidad evolucione y esté con los tiempos, que esté con los jóvenes”.
Por eso este trabajo (Univesal) lo ha realizado codo con codo con Lucas Vidal, el artífice de “entender” la idea que tenía de introducir la electrónica en sus clásicos y mezclarla con el “empaque tremendo” de la música sinfónica, algo que ya probó en 2015 cuando publicó “Sinphónico”, donde envolvió a sus clásicos con la música de la Orquesta Sinfónica de RTVE.
Conseguido este nuevo compañero de viaje (nieto de José Manuel Vidal, el fundador de la discográfica Hispavox, donde comenzó su carrera), los estudios británicos de Abbey Road han sido el escenario donde se han hecho realidad estas nuevas versiones de temas como “Inmensidad”, “Los hombres lloran también” o “Promesas”.
“El sonido de Abbey Road se nota, pero sobre todo es la primera vez que se combina la música sinfónica con la electrónica y es una pasada. La música sinfónica tiene un empaque tremendo, es una cosa grandiosa, pero cuando aparece la música electrónica se eleva a las alturas, le da una inyección de poderío tremenda”, describe sobre la evolución de los 13 de sus clásicos incluidos en “ReSinphónico”.
Así, según añade, “Mi gran noche” dejará “muerta” a la gente porque “no tiene nada que ver”: “La música electrónica está por el medio y es de una grandeza impresionante”.
Metido ya en la preparación de su siguiente disco, con el que también “volverá” a Abbey Road estudios, según ha avanzado, tiene claro que con este trabajo vuelve a demostrar que en su vida siempre ha hecho lo que ha “querido”.
Por eso, “de mayor”, afirma entre risas, volvería a ser Raphael: no cambiaría nada, bueno, querría ser un poquito más alto, no mucho, solo 4 centímetros más”.
Y mañana, no solo será el día del lanzamiento del disco, sino el reencuentro tras 15 años (desde que fue trasplantado de hígado) con sus seguidores en una firma de discos en Madrid.
“No lo he hecho por el jaleo que es, así que mañana, como soy un chico valiente, me vuelvo a enfrentar al jaleo. Es como reencontrarme con una nueva novia”, confiesa.
Seguidores entre los que no solo están los de toda la vida, porque Raphael, según afirma, sabe que hay una gran parte que ha “aparecido por primera vez”. Se refiere a esos jóvenes a los que desde hace años “arrastra” a teatros, palacios de congresos, estadios o festivales.
Un nuevo público que supone “más de la mitad” del aforo de sus conciertos, pero que, según avisa, con este trabajo no le “verán” en ningún festival que se celebre en agosto, porque es el mes que se toma de vacaciones.
Ni eso, ni tampoco lo verán bailar con movimientos de la música electrónica, porque considera que a estas alturas “no tiene por qué aprender”.
“En este caso yo soy como un James Bond donde se le caen todos los aviones a su alrededor, pero a él no le pasa nada”, concluye este artista siempre en continúa evolución, como ha vuelto a demostrar.