Las siete “caras” del Paseo Marítimo

Las siete “caras” del Paseo Marítimo
Paseo Marítimo el Ayuntamiento lleva dos años trabajando en la nueva estampa del borde litoral y cuyos frutos empiezan a verse

Tímidamente, el Paseo Marítimo comienza a cambiar su imagen tradicional, para dar paso a una senda peatonal que permita acercar el mar a los peatones, y en la que la histórica (y cuestionada) barandilla de piedra cede terreno a otras soluciones técnicas. Esa es, al menos, la intención del Ayuntamiento, que lleva dos años trabajando en la nueva estampa del borde litoral y cuyos frutos empiezan a verse ahora. Con una extensión de 12 kilómetros, el Paseo presenta “siete” caras a lo largo de su trazado, que parte de O Portiño y recorre toda la costa hasta llegar al castillo de San Antón. La mayor parte de los cambios afectan a la zona comprendida entre el obelisco Millennium y la fuente de Los Surfistas, en el Orzán. En el último tramo en obras, el más próximo al Playa Club, el gobierno probará una solución escalonada que surgió como alternativa a la barandilla de piedra tras el concurso de septiembre de 2011, pensado para rediseñar el borde literal en la ensenada del Orzán. La idea es sustituir la barandilla de piedra por una especie de grada, que conectarán el paseo con la playa y que, al mismo tiempo, funcionarán como mirador. Por el momento, los operarios ya han retirado la polémica balaustrada, entre la plaza de Portugal y la calle de Pondal.
La “nueva imagen” del Paseo hay que buscarla también en la zona de las Esclavas, donde el Ayuntamiento no tuvo problema en cambiar el año pasado la conocida estampa con el muro de piedra por otra “menos agresiva” gracias a una barandilla de acero, que permite disfrutar de las vistas del mar desde cualquier punto. Se trata de uno de los cambios incluidos en el plan de reforma del gobierno local. A este hay que sumar la eliminación de parte de la balaustrada de piedra en aquellas zonas en las que, por motivos de seguridad, no fuese necesaria. La idea de la Concejalía de Infraestructuras era retirarla en las partes en las que suelo estuviese al mismo nivel a un lado y al otro de la barandilla, entre Las Esclavas y el Muncyt. La medida ya se está aplicando y, a la altura de Labañou existe ya un tramo sin esta barrera arquitectónica.
Dejando a un lado la senda peatonal que discurre entre el ascensor panorámico y O Portiño (con una carretera compuesta por adoquines de piedra) y el tramo que comprende Labañou y la playa de Riazor, una de las modificaciones más significativas tuvo lugar en La Coraza. Coincidiendo con el aniversario de los tres policías muertos cuando trataban de salvar la vida a un joven estudiante eslovaco que acabó ahogándose en aguas del Orzán, el gobierno local estrenó una reforma de la fortificación, en la que el elemento más singular es, precisamente, el monumento que recuerda estos tres héroes.
La intención de la administración municipal es seguir con las mejoras en el tramo comprendido entre la calle del Sol y la fuente de los Surfistas, donde se modificará la imagen del Paseo para crear un nuevo tramo de carril bici. En la zona persisten las baldosas que cubrían antiguamente el suelo entre las playas de Riazor y el Orzán, y que se encuentran en muy mal estado. Poco más se sabe de la solución que tiene en mente el Ayuntamiento para uno de los tramos más estrechos del Paseo Marítimo. Una vez superado el Orzán, las cuestionadas farolas rojas son el símbolo más característicos de la senda. Más de 150 luminarias, decoradas con los esmaltes de Julia Ares, ponen la nota de color a otra de las caras del Paseo Marítimo.
Parte de ellas fueron retiradas durante la semana pasada en el zona más próxima al castillo de San Antón. El motivo: su diseño no encajaba con el de la antigua muralla de la ciudad, que el gobierno local quiere potenciar ahora con su restauración, la creación de una senda peatonal sobre la misma y la instalación de un ascensor que comunique el Paseo con la Fundación Luis Seoane. n

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