Hasta 14 lesiones, concentradas en su mayoría en la cara y el cuello, presentaba la mujer que en diciembre de 2012 denunció una violación a manos del hijo de su exmarido, un veinteañero con el que había convivido durante años. Es uno de los datos del informe que leyeron ayer en la Audiencia Provincial los médicos forenses que la examinaron durante la segunda sesión del juicio que enfrenta al joven acusado a peticiones de condena de entre nueve y 29 años, por agresión sexual y lesiones o, en el caso de la acusación particular, agresión sexual e intento de asesinato.
Los especialistas señalaron que ninguna de las heridas era grave y que la exploración no reveló ninguna en las zonas íntimas, si bien, a preguntas de las acusaciones, matizaron que la agresión de la que el joven está acusado –con un dedo– no tendría por qué dejar marcas. También, durante su comparecencia los forenses hablaron del síndrome de estrés postraumático que sufre la denunciante, del que señalaron que resulta “compatible” con el ataque denunciado, aunque también podría estar provocado por otros sucesos.
Sobre esta cuestión, la mujer declaró el miércoles ante el tribunal que todavía hoy sigue varias terapias, con psicólogos y psiquiatras, para superar lo sucedido en su casa aquella mañana de domingo. Según su relato, el hijo de su exmarido se presentó de madrugada y amenazó en varias ocasiones con matarla, llegando a taparle la cara con un cojín y a agarrarla del cuello.
Si la denunciante habla de que el joven la manoseó, la besó y se masturbó sobre ella, él mantiene que nada de eso ocurrió y que el único contacto íntimo que tuvieron fue un beso que ella le dio en la boca y que él rechazó.
En su versión de los hechos, fueron los insultos de la víctima hacia su padre –mantienen mala relación desde la separación, según declaró ayer este último– los que los llevaron a discutir y pelearse, un forcejeo en el que, admite el joven, llegó a golpearla con un cenicero en la cabeza.
solo un golpe
Esa es también el argumento que ayer defendieron los padres del acusado, que fueron quienes lo entregaron a la Policía al saber que estaba siendo buscado. Según testificó su padre, fue su excuñado quien le alertó de los hechos por teléfono. “Me dijo que había habido un problema, que se habían peleado, que ella le había dado un beso”, aseguró durante su comparecencia. También la madre se pronunció en el mismo sentido, al aludir a la conversación que mantuvo con su hijo cuando fue a despertarle y le vio varios arañazos en la cara: “Me dijo que no era nada”
Fue en el momento en que la Policía trasladó al joven, detenido, a Lonzas cuando fueron informados de que, según la denuncia, “había algo más”.