Solo han pasado unos meses desde que los trabajadores de Alcoa se echaron a la calle para protestar por el sistema de subasta eléctrica, que ponía en peligro los empleos. En la planta de A Coruña son 400 empleados y, una vez más, su futuro dependerá de esta puja que comienza hoy y hasta el 4 de septiembre.
Si la incertidumbre es patente en cada subasta, en esta ocasión, aún será mayor después de que el Ministerio de Industria decidiese poner a la venta ocho bloques de 90 megavatios, en vez de los trece que podía sacar.
A ello se suma la información trasladada esta semana por la dirección de la empresa en Asturias. Aseguraban que las plantas españolas están atravesando problemas “graves”. Incluso, aunque la subasta les fuese favorable, la plantilla se podría enfrentar a cortes parciales o cierres según recogía Radiotelevición del Principado de Asturias.
La subasta será decisiva para el futuro de las plantas de A Coruña y Avilés. Por ello, desde el comité de empresa en la ciudad herculina arremeten contra el Ministerio de Industria y el Gobierno de Mariano Rajoy, además de pedir a la dirección que puje de manera individual por la factoría de A Coruña.
Para la plantilla, el ministerio ha prolongado una herramienta que beneficia a las compañías eléctricas, al tiempo que aumenta los costes de la energía para las grandes industrias.
También recuerdan que Mariano Rajoy se comprometió a estudiar un cambio de modelo.  

Sistema
Alcoa pujará en los lotes de 90 megavatios que tienen un precio de salida de 340.000 euros de cinco, 200.000. A partir de esta cifra, la puja irá descendiendo en escalones de mil euros, hasta que una empresa decida comprarlo.
En la última venta, Alcoa “no pujó con fuerza desde el principio”, critican los trabajadores, de hecho, amenazó con el cierre de la planta hasta que logró entrar en el sistema en una segunda repesca. 
De este modo, la compañía se quedó sin las compensaciones que ofrece el ministerio en este sistema de interrumpibilidad –las industrias se desconectarían de la red eléctrica en el caso de que sea necesario.
Los trabajadores ya han anunciado que retomarán de nuevo las protestas en defensa de sus puestos de trabajo y contra este sistema. 
A su juicio, no ofrece la misma estabilidad que se da en otros países de la Unión Europea en donde el precio se negocia a diez años y no cada pocos meses como ocurre ahora. Por su parte, las industrias también reclamaban que fuesen bloques más pequeños y que se otorgasen a más tiempo.