El Instituto de Estudios Coruñeses José Cornide elaboró un informe acerca del estado de conservación de los Bienes de Interés Cultural (BIC) que hay actualmente en la ciudad. En A Coruña hay 22 elementos que pueden presumir de esta denominación, aunque algunos de ellos engloban a diversos componentes. El informe, que se realiza con motivo del Año Europeo del Patrimonio Cultural, fue elaborado por Felipe Senén, José Ramón Soraluce, Carlos Nárdiz, Dolores Barral y Rosario Sarmiento.
Entre la riqueza de elementos culturales de la ciudad destaca uno por encima de todos: la Torre de Hércules. En 2009 fue declarada Patrimonio Mundial de la Unesco, pero a pesar de ello el instituto señala que necesita mejoras. Su ubicación y exposición directa a las condiciones meteorológicas provocan que en su parte exterior se produzca una degradación continua de la piedra. Mientras, en el interior el instituto alerta de “la pérdida alarmante del grabado” de la identificación de la obra por Eustaquio Giannini y también avisan de “la falta de cuidado en las restauraciones anteriores”.
Además, aluden a su relevancia para exigir unas instalaciones de recepción e interpretación acordes al aumento de visitantes y señalan que la antigua cárcel debería ejercer a medio plazo esta tarea. El entorno de la torre es otro de los puntos abordados y hacen referencia a la “excesiva y voluminosa edificación” de las instalaciones deportivas existentes así como la presencia de naves, algunas “ruinosas y abandonadas”.
Espacios religiosos
Los espacios religiosos representan una parte importante de los BIC coruñeses. Por ejemplo, la Colegiata de Santa María presenta las “continuas deficiencias y degradación progresiva de materiales” habituales en un elemento de casi ocho siglos de antigüedad y que según el instituto es “más acusado en las labras escultóricas de los tímpanos, con pérdida de pigmentos de color en el de la Epifanía”. El templo y las ruinas del convento de San Francisco es otro de los ejemplos religiosos y que supone un “complejo caso” por estar repartido en tres localizaciones que tienen diferente “grado de conservación y mantenimiento”. El instituto explica que la cabecera y la portada occidental del templo están pendientes de la terminación de un complejo atrio junto con la ordenación urbana de su entorno. Mientras, el yacimiento convive con la muralla defensiva sin que exista una ordenación clara del espacio o una protección “exigida” a un BIC.
En el caso de la iglesia de Santiago, un complejo “artístico e histórico excepcional”, el José Cornide advierte de la influencia de las inclemencias meteorológicas y “los daños de la contaminación de un tráfico inmediato”, que generan la meteorización de la piedra. La iglesia de San Jorge también sufre el “intenso tráfico”, que es motivo de degradación del exterior del recinto, provocando la meteorización del granito.
La puerta de O Parrote, la muralla medieval del jardín de Capitanía, el jardín de San Carlos, los restos de las murallas tras el hospital Militar y las puertas del Clavo y San Miguel son otros elementos que cuentan con este nivel de protección. En el caso del jardín de San Carlos especifican que “requiere una restauración del parapeto” y apuestan por mantener solo el balcón central. El Gobierno local aprobó recientemente la suspensión de licencias durante un año en la zona cercana a las murallas para impedir la construcción de nuevos inmuebles y poder realizar un estudio de puesta en valor de estos elementos defensivos.
El castillo de San Antón es otro de los BIC coruñeses que no escapan a la necesidad de mejoras. El instituto José Cornide detalla que los escudos de la portada de la fortificación están “gravemente afectados por la descomposición del granito”, algo que también sucede con las piezas heráldicas de las puertas de la muralla. Además, explican que las zonas abiertas del patio de armas afectadas por las inclemencias son usadas como depósito de esculturas antiguas. Por otra parte critican que el aparcamiento situado en las inmediaciones es “dañino para la visión paisajística del conjunto”.
Castro de Elviña
Uno de los BIC que es objeto de intervenciones de mejora es el castro de Elviña, pero desde el instituto muestran su preocupación por el “almacenaje logístico” y la “falta de un espacio museístico adecuado con la recuperación de su entorno y caminos”.
Otro BIC coruñés es la plaza de Santa Bárbara, para la que solicitan actuaciones “indispensables” de conservación y rehabilitación de las viviendas antiguas y también destacan la importancia del cuidado y vigilancia de los árboles de la plaza. También indican que son necesarias intervenciones para conservar adecuadamente el pavimento, levantado en algunos tramos por la presión de las raíces de los árboles. En el caso de las Casas de Paredes el granito utilizado supone un “continuo problema” para unas estructuras que presentan “acusados daños en fachadas y porche”. Los dos bloques presentan diferentes estados de conservación y solicitan que los trabajos de rehabilitación integral incluyan al entorno urbano.
En el caso de la Ciudad Vieja la delimitación de esta zona histórica “implica a las administraciones y al municipio en una permanente y compleja labor de protección y rehabilitación a gran escala”, explica el informe. Así, indican como “un objetivo prioritario” la recuperación de todo el borde del casco histórico, en el que las necesidades “no son solo de protección y conservación del patrimonio edificado, sino de revitalización de su tejido económico y social, las ruinas y vacíos en solares, las condiciones de habitabilidad inadecuada en la zona, los problemas de infraestructuras y tráfico”.
Otros BIC que consideran que están en buen estado son el Archivo del Reino de Galicia, la batería de Oza, la biblioteca pública del Estado, el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología (Muncyt) o el Museo de Belas Artes.