El primer incendio forestal del año tuvo lugar ayer a media tarde en A Zapateira, al pie de la urbanización Valaire, donde las llamas calcinaron una franja de terreno de 300 metros de largo y 200 de ancho, sobre todo monte bajo compuesto de matojo. La pronta respuesta de los servicios de emergencia, tanto de los bomberos municipales como de las brigadas forestales, evitaron que el incendio se extendiera, pero todavía queda la cuestión de cómo se produjo, y existen indicios que apuntan a que se trata de un fuego intencionado.
Sobre todo, porque la vegetación todavía está húmeda a pesar de que no ha llovido en varios días. También hay que tener en cuenta que las temperaturas se mantienen bajas. Así que no se trata de un fuego como los que se producen en verano y que pueden deberse a una colilla tirada desde un coche en marcha o a un trozo de cristal de una botella rota, que haya actuado como lupa.
Los indicios apuntan más bien a un acelerante, como gasolina, con el que alguien habría empapado la vegetación antes de prenderle fuego. Afortunadamente, la humedad que aún contenían las plantas impidió que las llamas se extendieran con facilidad, y aunque la zona quemada se encuentra muy cerca de la urbanización, le separaba una carretera, de manera que tampoco estuvo cerca de dañar ninguna de las viviendas ni hubo que proceder a su evacuación, como habría ocurrido de ser más grave.
humareda
Aún así, la humareda provocó la alarma entre los vecinos de A Zapateira, que vieron como se extendía la nube por todo el monte, en una visión que les resulta familiar porque tienen que soportarla todos los años. Sin embargo, estaba vez se adelantó con mucho, puesto que no es normal que los incendios forestales se den antes de junio.
El año pasado fue a principios de junio, precisamente, cuando se registró el primer fuego de este tipo en 2014 en la proximidades de la iglesia de La Milagrosa, en el barrio de Elviña. Sin embargo, el año pasado fue excepcionalmente bueno en este sentido, porque las bajas temperaturas y los chubascos ocasionales impidieron que los fuegos forestales fueran una visión tan común como en anteriores veranos.
de hecho, solo se contabilizaron un par, lo que significó un descenso récord, incluso en el mes de septiembre. Pero esto tiene también su lado malo, sobre todo de cara al próximo verano: expertos consultados temen que el número de incendios en A Coruña sea mayor que el año pasado, aunque todo depende de la climatología: si este verano es tan frío como el de 2014, los montes estarán a salvo. Pero las constantes lluvias que se han registrado favorecen el crecimiento de vegetación y además, el año pasado hubo muy pocos incendios forestales, lo que significa que gran parte de la masa de arbustos y árboles está intacta, lo que la convierte en un potencial combustible.