Los vecinos, los comerciantes y los hosteleros mostraron ayer su indignación por los efectos que está teniendo en el servicio de recogida de basuras la huelga en la planta de reciclaje de Nostián. Una semana después del inicio del paro, los diferentes sectores de la ciudad piden la intervención del Ayuntamiento para que trate de mediar en el conflicto, y acabe con la acumulación de residuos por todas las calles.
Pese a que la huelga es solo de los trabajadores de la planta de Nostián, una concesión en manos de Albada, los efectos de la misma está afectando al servicio de recogida de basura, de la que se encarga otra empresa, Cespa. Es precisamente este hecho el que más molesta a los comerciantes, una de las partes más afectadas por el mal olor que están generaron los residuos depositados desde hace varios días en numerosos contenedores. “Tienen que reivindicar sus derechos, pero no pueden hipotecar a la ciudad”, se quejó el presidente de la asociación comercial Zona Obelisco, Antonio Amor, que lamentó “la imagen que se llevaron los cruceristas que atracaron ayer en el puerto coruñés”.
“Nos duele especialmente lo que está ocurriendo”, confiesa el presidente de los hosteleros, Héctor Cañete, que recuerda que el sector tiene un acuerdo con la Concejalía de Medio Ambiente para reforzar la recogida de basura durante el verano y evitar, precisamente, que la acumulación de residuos de los locales hosteleros genere mal olor. Coincide con Amor en que esta situación afecta gravemente al turismo, y aunque cree que el Ayuntamiento debe velar para que los efectos de la huelga no se trasladen al ciudadano, le consta que el alcalde, Carlos Negreira, está implicado “en la búsqueda de una solución” que acabe con un problema “difícil”.
“Nos están invadiendo las gaviotas, es vergonzoso como están las calles”, protesta la presidente de la federación de asociaciones de vecinos, Luisa Varela, que asegura entender las reivindicaciones de los trabajadores de Nostián, pero no comprende porque la huelga está afectando al servicio de recogida. “Para eso está la Policía, debería escoltar a los camiones para que se pueda limpiar la ciudad”, insiste. Varela también se queja de la falta de información por parte del Ayuntamiento: “Mientras los trabajadores de Albada nos llamaron para informarnos de la huelga, la Concejalía de Medio Ambiente todavía no es ha puesto en contacto con nosotros, no es normal”.

posturas encontradas
Pese al mal estar ciudadano, la huelga parece no tener fin por el momento. Al menos eso es lo que se desprende de los trabajadores, que, al cierre de esta edición, seguían sin acercar posturas con la empresa concesionaria, Albada.
Después de diez horas de reunión el viernes, con del Consello Galego de Relacións Laborais como árbitro, las dos partes volvieron a sentarse ayer en una mesa convocada por el mediador en el conflicto, que terminó de nuevo sin acuerdo. El motivo: los empleados no aceptarán una propuesta si no se readmite a los ocho trabajadores despedidos por la concesionaria.