Compañerismo e ilusión. Esto es lo que sienten Patricia Añón, Marta Blanco y Aldán López, residentes de primer año del Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña.
Un mes donde han podido vivir ya miles de experiencias, tanto dentro como fuera del hospital. Centro médico que eligieron por lo a gusto que se sintieron al realizar las prácticas de Sexto de Medicina allí y lo que les transmitieron las diferentes especialidades, las cuales son muy diferentes entre sí.
Comenta Marta Blanco, que eligió Nefrología, que los en los primeros días, pese a que estás supervisados, tienes “un sentido de la responsabilidad que, como llega de repente, te impacta un poco”. Algo a lo que se une, como comenta Patricia Añón, que escogió Medicina de Familia, lo caótico de hacer la mudanza al mismo tiempo que tienes que asistir a los cursos, pero siempre “con moita ilusión e unha boa acollida no centro de saúde”.
Por su lado, Aldán López, residente del servicio de Otorrinolaringología, apunta a que es un gran cambio, “pasas do papel de estudante, que ao final eres máis ben un espectador, a agora que eres parte dun equipo”. A este respecto, se unen las vivencias de la presidenta de la comisión de docencia del Chuac, Rosario López, “donde se hace la residencia te marca para el resto de tu vida, tanto profesional como personalmente”.
Primeras guardias
Jornadas exigentes, pero en las que están arropados. Eso fue lo que se encontraron los tres residentes en sus primeros días de guardias, que todavía no son completas –duran siete horas–. Patricia Añón asegura que adaptarse al ambiente de Urgencias es complicado, “é unha dinámica totalmente distinta á que eu estaba vivindo no centro de saúde”. Sin embargo, el punto positivo es el apoyo que dan los residentes mayores, “o apoio que nos dan é brutal, o seu compañeirismo”. Es un factor que valoran positivamente, ya que en el mes de agosto comenzarán a valerse por sí mismos, aunque puedan seguir preguntando, no estarán en todo momento acompañados.
Asimismo, Aldán López valora positivamente la facilidad y tutela de los residentes, pero sin olvidar que dentro de dos meses “echarán a volar” y les van dando responsabilidades. Este trato, codo con codo, hace que se puedan conocer todos, al igual que en los cursos que realizan desde el primer día, que se hacen con el fin de formarles, pero también, en palabras de Rosario López, “para que se sientan ya en casa”.
Un hogar donde también tienen que sentirse bien los pacientes, pieza fundamental en torno a los que giran los cuidados médicos. Comentan que, hasta ahora, no ha habido más que buenas palabras y caras por parte de los pacientes, tanto en el centro de salud como en el hospital. “En ningún momento lles parece mal que teñamos dúbidas, entenden que estemos comezando”, apunta Añón, residente de Medicina de Familia.
Aseguran los tres que con una sonrisa y amabilidad puede llegarse a todos los lugares, incluso en urgencias. Tener a los familiares y pacientes informados no cuesta nada y, con todas las horas que pueden estar entre prueba y prueba, es de agradecer esa deferencia y gesto cariñoso.
Ser una piña
Hay tiempo para el trabajo, pero también para disfrutar. Un lema que llevan por bandera los residentes del Chuac. Tras jornadas entre fonendos y bisturís, aprovechan los pequeños ratos para reunirse y estrechar lazos.
Hay residentes llegados de todos los puntos de la geografía y, como cualquier “piña”, salen a disfrutar de una tarde en una terraza o aprovechar algún fin de semana libre para hacer algún plan más largo, como irse a una casa rural. Todavía quedan cinco años por delante de residencia y la unión hace la fuerza.