Sabe que aquí le quieren. Por eso, cuida a su público gallego desde que era enemigo. El sábado le tocará “Transilvania” a las 22.00 horas en el Playa Club, que es suyo, suyo, suyo. También un poco de “Refree” y de David Crahe, que siempre le acompaña a la guitarra. Para pensar en otra cosa. Josele nunca deja de apuntar. 

El quinto tardó en llegar, ¿que pasó por el medio?
Se pusieron Los Enemigos, pero ahí estamos. Cuando encuentro un hueco saco uno mío, mío, mío. Supongo que dentro de nada toca otro. La máquina no puede parar y uno tiene que estar pensando en el siguiente.

¿Baja siempre con libreta y boli a la calle?
Yo sí, pero ahora con el calentamiento global cada vez es más difícil encontrar un bolsillo. Voy cogiendo notas o incluso robándolas directamente de libros o de pelis, o de bares o conversaciones que se dicen por ahí. Poco a poco te vas haciendo con material. Apunto frases sueltas y luego viene la parte de disciplina y a partir de ahí, se forma una canción. Lo difícil es tener un esqueleto, después es todo divertido y tienes que estar atento, que no se te vaya la cabeza porque te van pasando los años, pero paseando y leyendo cojo notas. Si al final es todo robado. 

Está llena de gente acojonada sin saber por qué, con un líder arriba en un castillo al que todo el mundo teme. En ‘Transilvania’ estamos todos 

¿Nunca pensó en escribir un libro?
Sí que he probado, pero es mucha disciplina y yo estoy con las canciones muy liado. Tengo por ahí algo, igual lo saco en un par de años.

Se confiesa como un lector desordenado, ¿es igual a la hora de componer?
Soy bastante caótico para todo pero al final lo encuentras, pero se pierden muchas libretas, “¿dónde coño dejé yo esto?”, no soy una persona ordenada por desgracia para mí y para los que me rodean, pero al final van saliendo canciones o por lo menos lo intentas.

¿Cómo encontró a “Transilvania”?
Pues ya ni me acuerdo. Poco a poco, a retazos y cachitos fue saliendo. Yo lo que quiero es hacer canciones, cuando me convencen ya me planteo grabarlas, según lo que me apetezca y en aquel momento, tuve la posibilidad de trabajar con Raúl “Refree”, que lo tenía muy cerca. Y fue algo experimental, con sintetizadores y cosas de estas. En este trabajo me dije “Vamos a darle un meneo” porque estaba un poco harto de la formación clásica. Pero este sábado vamos David Crahe y yo con guitarras acústicas y voz, y a mí lo que me interesa es que las canciones  aguanten cualquier tipo de traje que le pongas, la producción y los arreglos vienen después. Aquí es donde demuestras que vale una canción.

El ir en solitario sin banda hace que en los discos vaya cambiando de músicos, ¿esto es bueno o malo?
Es un coñazo, pero luego repercute para bien porque siempre hay nuevos puntos de vista, el que entra aporta cosas, y además los músicos están acostumbrados a cambiar de repertorio y enseguida se hartan, cuando lo hacen dices “uy, malo”. Es otra dinámica distinta a lo que es un grupo, los problemas son distintos, justo los contrarios, pero con David no tengo ninguno de los dos. Somos amigos de toda la vida y eso se nota.
¿Quién habita “Transilvania”?
Es donde están los vampiros, es una región así misteriosa y agreste, llena de gente muy supersticiosa y acojonada sin saber muy bien por qué, con un líder en la oscuridad arriba en un castillo al que todo el mundo teme. En “Transilvania” estamos todos. 

¿Cómo se lleva el asco y la náusea a una melodía?
Se puede llevar todo. Le puedes poner letra y sonido muy dulce y da todavía más asco. Puedes trabajar de muchas maneras, mira Neu!, se puede musicar el terror y el asco, pero yo procuro contrarrestarlo con un punto de luz. Las letras oscuras suelen ser repetitivas y a mí me gusta que haya un contraste

Hizo parón para darle más cuerda a Enemigos, ¿volverán?
De momento, el disco saldrá en verano porque vamos a hacer un libro disco, algo más elaborado que no se limite al directo porque no tenemos prisa. Algo con más arte, imágenes e ilustraciones, relatos... va a ser un follón, pero me apetece mucho.