La monitora y el socorrista que la mañana en que el escolar Diego Novo falleció ahogado en la piscina de su colegio, el Liceo La Paz, cuidaban de la clase del pequeño no fueron los únicos, ni los últimos, que le vieron con vida. Como los dos acusados constataron el lunes en el juicio que se sigue contra ellos y otros cinco miembros de la directiva, técnica y empresarial, del centro de estudios, el menor fue visto en los vestuarios, a la hora en que debía estar en el agua, por una profesora de apoyo, aunque nadie parece saber qué hacía allí o cómo y cuándo salió de la piscina.

El juicio contra siete miembros del Liceo concluirá el viernes tras la comparecencia de los peritos

La docente es una de las personas que están citadas hoy en la Audiencia Provincial para declarar como testigos en la segunda sesión del juicio, que enfrenta a los siete acusados a penas de entre tres y cuatro años de prisión e inhabilitación por lo que Fiscalía y acusación particular califican como un delito de homicidio por imprudencia grave.

Se sabe, por lo que esta profesora explicó durante la fase de instrucción, que encontró al niño solo en uno de los vestuarios, y le llamó la atención al ver que no llevaba puestas las chanclas, aunque no pudo aclarar si tenía colocada la burbuja que los escolares, que cursaban primero de educación infantil, usaban durante las actividades acuáticas para flotar.

Eso ocurría, según está recogido en los escritos de acusación, en torno a las 10.26 horas, mientras que el socorrista dio por finalizada la clase a las 10.31 horas. Según lo que relató este vigilante el lunes ante la jueza de penal 5, fue en ese momento cuando los compañeros de Diego salieron del agua y se les retiró, a todos, la burbuja. Nadie quedó en el agua y tampoco faltaba ninguno.

“La piscina quedó vacía, se ve perfectamente”, aseguró el trabajador, que aquella mañana de hace casi cuatro años vigilaba al grupo del menor fallecido con la ayuda de una monitora de apoyo, ante la ausencia de la profesora titular, que había tenido que salir a acompañar al médico a otro alumno.

miedo al agua

Aquí comienzan las lagunas en las versiones ofrecidas por las personas que debían encargarse de las seguridad del grupo del pequeño. Porque, según mantienen estos dos acusados, la piscina quedó vacía al término de la clase, pero Diego no salió antes del agua, al menos con permiso. ¿Quién le retiró entonces la burbuja de flotación, que no llevaba puesta cuando, diez minutos más tarde, fue visto por el socorrista en el fondo del vaso?

Este es uno de los puntos a aclarar, dado que, tal como reconocen los dos cuidadores, el escolar, de apenas cuatro años, “acababa de aprender a manejarse con la burbuja” y no se atrevía a estar en el agua sin ella.

En la exposición que estos acusados prestaron en la primera sesión del juicio, ambos reconocieron que eran ellos los que le retiraban el flotador a los alumnos que necesitaban ir al baño, como ocurrió aquella mañana con uno de los compañeros de Diego Novo, y también eran ellos los que se lo volvían a colocar.

Existe aún otro dato para intentar encajar las piezas del puzzle: las chanclas del pequeño ahogado quedaron en el perímetro de la piscina, lo que significa que nunca llegó a cumplir la orden de la profesora que lo encontró descalzo en el vestuario.

Sobre estos y otros detalles será interrogada la profesora, que testificará junto con la monitora titular ausente en aquella jornada, la monitora de piscina que aquella misma mañana daba clase a otro grupo en la piscina, la tutora del menor o los policías que acudieron tras la primera llamada de alerta.

El viernes está previsto que concluya la fase de juicio oral con la comparecencia de los peritos y las conclusiones finales de acusaciones y defensas.