Aún tras detectar los primeros indicios de una "meseta", Galicia ha vivido y vive estas últimas semanas sus peores momentos de la pandemia. En este escenario negativo generalizado subsisten trece municipios que pueden presumirse libres de casos Covid-19, y en los que la prudencia de sus ciudadanos y el aislamiento territorial y social han jugado un gran papel.
En concreto, según los datos de la Consellería de Sanidade, de los 313 ayuntamientos gallegos solo trece no han detectado ningún caso de coronavirus en los últimos catorce días. Están, por tanto, libres del virus, aunque, al igual que el resto de los gallegos, soportan las duras medidas restrictivas impuestas para frenar
el contagio en el conjunto de la comunidad.
Ninguno de estos municipios están en las provincias de A Coruña y Pontevedra, las más pobladas, si no que cinco se sitúan en Lugo (Navia de Suarna, Negueira de Muñiz, Ribeira de Piquín, Barreiros y Pol) y ocho en Ourense (Entrimo, Gomesende, Larouco, Parada de Sil, A Teixeira, Vilariño de Conso, Pontedeva y Rubiá).
Se trata, en conjunto, de ayuntamientos de tamaño pequeño, ya que, aunque el más poblado, Barreiros, alcanza los 2.925 habitantes, la mayor parte se mueven en la horquilla de los 500.
Esta baja densidad de población es uno de los elementos que, en opinión de sus regidores, ha jugado en favor del control del virus, ya que la propia dispersión poblacional impone la distancia social. Sin embargo, los alcaldes también inciden en la concienciación de los vecinos, que han apostado por seguir mayoritariamente las normas y evitar encuentros hasta el punto de restringir las reuniones familiares de la pasada Navidad.
"Nadie queire las restricciones, pero son necesarias"
El municipio de Negueira de Muñiz es, con 215 habitantes, el más pequeño de Galicia y, desde la montaña lucense, presume de no haber registrado ningún caso de coronavirus entre sus vecinos, "no ahora, nunca", dice su regidor, José Manuel Braña.
El alcalde apunta a que, para ello, "hay un factor suerte importante", aunque destaca el "cuidado" que han tenido los vecinos durante todo este tiempo. "Nadie se quiere contagiar, y la gente procura cumplir las normas si está en contacto con alguien de fuera", explica.
Los vecinos limitan, así, sus contactos exteriores "a cuando viene el panadero o el super sobre ruedas" y respetan el distanciamiento social por su propio aislamiento. Sobre las restricciones, destaca que son "duras", pero "necesarias": "Nadie quiere restricciones, pero son necesarias, porque la situación es acuciante".
En la misma provincia, los 513 habitantes de Ribeira de Piquín han sido "muy prudentes desde el principio" de la pandemia, "evitando desplazamientos y manteniendo las distancias". Así lo apunta su alcalde, Roberto Fernández, que destaca como los vecinos han evitado "congregaciones" en velatorios o al acudir al centro de salud.
El resultado es un municipio a día de hoy sin casos covid. "Después de las vacaciones hubo casos, llegó gente de fuera de Galicia y hubo contagios después del verano", reconoce el primer edil, una experiencia que ha servido a los vecinos de Ribeira de Piquín para evitar repetir errores en Navidad, cuando "no hubo grandes reuniones".
A la "prudencia" y "responsabilidad" de estos vecinos se suma la propia dispersión de la población, con poco más de medio millar de habitantes distribuidos en cerca de 40 núcleos. "El aislamiento real funciona", apunta Fernández Rico.
Una población concienciada
El alcalde del municipio ourensano de Parada de Sil, Aquilino Domínguez, guarda un elogio especial para el trabajo del personal de la residencia de mayores, donde "se están haciendo las cosas muy bien". "Desde el primer momento no se permiten visitas y, afortunadamente, no hubo ningún caso", explica el regidor, una medida que, de momento, se mantiene, a pesar de que los usuarios han recibido ya las dos dosis de la vacuna.
Este municipio de casi 550 habitantes vive la situación actual "con total normalidad" y "acatando las restricciones impuestas". Aunque los vecinos las cumplen, en alcalde ha admitido que se preguntan "por qué tienen que sufrir las mismas consecuencias" que municipios con una alta incidencia.
Como le pasa a otros ayuntamientos en la misma situación, la baja densidad de población "es una suerte" para tener "una menor exposición a riesgos", destaca, Aquilino Domínguez. Además, aunque "al inicio faltó un poco de concienciación", los vecinos "cada vez hacen las cosas de forma más correcta", reconoce. "Y hay también un factor suerte, para que vamos a negarlo", finaliza.
También está "cada vez más concienciada" la población en el municipio ourensano de Entrimo, donde dieron de alta a su último caso activo el pasado 14 de enero. "Los ayuntamientos pequeños, con población tan dispersa y poca interrelación, es lo que ayuda al resultado, con un pizca de suerte", dice su alcalde, Ramón Alonso.
Esta localidad de poco más de 1.100 habitantes vive la situación actual con "tranquilidad", aunque también con la idea de que las medidas restrictivas impuestas son "desproporcionadas" y no adaptadas a su evolución concreta. "Entendemos que el panorama es crítico, pero no esperábamos que las medidas fuesen tan generalizadas para todos", destaca el alcalde.
A pesar de esta tranquilidad, en estos municipios no bajan la guardia: "Somos conscientes de que, en cualquier momento, puede pasar, y de que nuestra situación es especialmente delicada por el hecho de tener muchísima gente mayor, por lo que hay que insistir en que se tomen precauciones", ha zanjado Ramón Alonso.
Una Navidad responsable
Si en algo coinciden los alcaldes de estos municipios libres de casos covid es en que la buena situación actual deriva de unas fiestas de Navidad celebradas de forma más íntima y responsable, acorde con las recomendaciones.
"En Navidad, aquí no hubo excesos para nada, la gente se lo tomó en serio y no hicieron grandes reuniones", subraya el alcalde de Parada de Sil, que también incide en que otro foco de reunión y contagio, las matanzas, han disminuido: "Casi no hubo, y las que se hicieron, fueron con muy poca gente".
En Negueira de Muñiz, por su parte, el regidor destaca que hubo "pocas reuniones" y que primó el cuidado incluso en su propio caso, en el que celebró las fiestas en su casa solo con su familia.
En Ribeira de Piquín, aunque son "pocos vecinos", sí mantienen un "contacto muy cercano". No obstante, este año "se evitó hacer grandes reuniones de Navidad" y apenas hubo desplazamientos desde fuera del municipio, destaca su alcalde. El mismo panorama mantuvo Entrimo: "Notamos que mucha gente que pasaba la Navidad fuera, no se fue, y gente que recibía familia aquí, no la recibió", finaliza su regidor.