El Deportivo va camino de otro giro de timón, uno más en la inestabilidad en la que lleva años instalado.
Desde que concluyó la etapa de 25 años con Augusto César Lendoiro como presidente del club (1988-2014), el Deportivo ha tenido tres presidentes (Tino Fernández, Paco Zas y Fernando Vidal -además de Juan Antonio Armenteros como interino-), dos directores deportivos (Richard Barral -que afronta ahora su segunda etapa- y Carmelo del Pozo) y doce entrenadores.
El Deportivo ha ido a la deriva, especialmente en los últimos cuatro años, periodo en el que pasó de Primera División (descendió en 2018) a estar en Segunda B.
En ese lapso de tiempo, contando la última temporada en la élite (2017/18), se produjeron la mayor parte de cambios institucionales (tres presidentes) y deportivos (dos directores deportivos, nueve entrenadores).
La caída libre del Deportivo no tiene, por ahora, fondo y se llevará por delante al actual Consejo de Administración por la crisis deportiva en que está inmerso en Segunda División B, el hartazgo de los aficionados y la intención de su actual propietario, la entidad financiera Abanca, de impulsar cambios en la organización del club para profesionalizarlo más.
La directiva actual, con Fernando Vidal al frente, se hizo cargo del equipo con el apoyo de Abanca hace poco más de un año, primero con un Consejo de Administración de transición y, desde enero, con la aprobación de la Asamblea de Accionistas, en una situación también delicada tanto en lo deportivo como en lo económico.
El Deportivo era colista de Segunda División, Abanca inyectó cinco millones de euros a través de un préstamo participativo para que el club pudiera fichar en el mercado invernal y el milagro de la permanencia estuvo a punto de conseguirse, pero no le llegó con ser el mejor equipo de la segunda vuelta (empatado con el Tenerife) para salvarse.
Días después de consumarse el descenso, Abanca se convirtió en el dueño del club al canjear por acciones 35 millones de euros de deuda y se produjo el cese de uno de los consejeros, Miguel Otero, que había expresado sus dudas sobre la contabilidad del club y la necesidad de quedar en manos de la entidad financiera.
Los accionistas del Deportivo tenían la posibilidad de suscribir nuevos títulos para igualar la aportación del banco, pero la inversión fue mínima y en la actualidad Abanca controla más del 70 por cien del capital social.
Con el respaldo financiero de Abanca, el Deportivo mantuvo a parte de la plantilla que había descendido a Segunda B e incorporó a jugadores que tenían pasado en el fútbol profesional, algunos internacionales, como el costarricense Celso Borges, o con experiencia previa con sus selecciones, caso del venezolano Miku Fedor.
Al cóctel que tenía en manos el técnico Fernando Vázquez se sumó a última hora otro exinternacional, el uruguayo Diego Rolan, aunque no pudo jugar hasta finales de noviembre por trámites burocráticos. Su debut coincidió con la victoria más reciente del Deportivo, ante el Racing de Ferrol hace más de dos meses.
En ese periodo, el Deportivo, que había iniciado la temporada con siete partidos sin perder, sufrió la primera derrota, que fue especialmente dolorosa, ante el filial del Celta de Vigo y en Riazor (1-2) el 13 de diciembre.
En el siguiente partido de Liga, a la vuelta del parón de Navidad, el 10 de enero, el segundo traspié puso punto y final a la etapa de Vázquez.
El relevo en el banquillo generó debate. El juego y las sensaciones eran malas, pero el Deportivo estaba en posiciones de ascenso, y además no se entendía que el cambio no se hubiera dado tras la derrota ante el Celta B, con varias semanas de margen para adaptarse al nuevo entrenador por el parón del campeonato en Segunda B.
El cargo lo asumió el coruñés Rubén de la Barrera, de un perfil futbolístico muy diferente al de Vázquez, y que todavía no ha dado con la tecla después de cuatro partidos, con dos puntos de doce posibles, sin ni siquiera haber podido celebrar un gol.
La situación se ha agravado, el Deportivo tiene complicado acabar la primera fase de la temporada entre los tres primeros clasificados, que son los que tienen acceso a luchar por el ascenso en la segunda etapa de la competición, y se espera un nuevo giro de timón.