Ya a punto de llegar a la meta del día 14, fecha de la cita con las urnas en Cataluña, ya se está reflexionando, pensando, dibujando el día 15. Y esto es así porque las elecciones catalanas pueden suponer un antes y un después, no tanto en Cataluña, como en la gobernabilidad de España.
La campaña ha sido para no olvidar. Ataques a Vox, caso Bárcenas ocupando amplio espacio en periódicos e informativos y, sobre todo, la particular forma de entender su cargo del vicepresidente Pablo Iglesias que realmente ha dado el golpe, olvidándose que si él fuera vicepresidente del gobierno ruso, su suerte no sería la que está siendo.
Iglesias ha trabajado sin descanso y si disimulo en crear su propio tripartito con Bildu, ERC y con cualquiera que se acercara. Un auténtico contrapoder dentro del poder. ¿Sorprende a alguien semejantes declaraciones asegurando que la democracia española es deficitaria en lo que a derechos y libertades se refiere?. Puede ser sorprendente su desparpajo pero no su estrategia, que no es otra que la de marcar territorio en unos momentos en los que Podemos, realmente solo, tiene su presencia en el Gobierno.
Iglesias ni puede ni debe sorprender. Lo sorprendente, lo inquietante, es el silencio del presidente. Miembros del Gobierno y el propio Sánchez se han desmarcado con cuidadito de las declaraciones de su socio. Pero ahí siguen, juntos, Pedro y Pablo, encaramados al poder aunque este empeño suponga un serio quebranto para la democracia y la imagen de España.
El día 15 habrá que estar expectantes. Habrá que mirar con lupa si los partidos independentistas mantienen el acuerdo firmado para no pactar con el socialista Illa y, sobre todo, habrá que estar muy atentos a la repercusión de lo que digan las urnas en el propio Gobierno. Partiendo de lo que es la convicción generalizada de que los independentistas formarán gobierno, ERC tendrá que decidir si mantiene su apoyo al Gobierno de Sánchez y bajo qué condiciones y el vicepresidente tendrá que evaluar su propia estrategia y desde luego, el propio presidente, que ve cómo, mientras Podemos va para abajo, él, de momento, cree que no tiene ni un arañazo. “Somos la izquierda”, ha dicho Sánchez y en eso está, en desbaratar a Podemos para erigirse como único líder posible de la izquierda española. En esta tarea, la ayuda de Iglesias resulta inestimable.
El día 15, la reflexión llegará, o debería llegar, al sector constitucionalista porque sean cuales sean sus resultados conjuntos, quedarán lejos de ni siquiera poder condicionar la política catalana. El día 14 será interesante; el 15 puede ser decisivo.