Uno de los cascotes penetra en la caja de urgencia, que contiene proyectiles, incendiándose uno de los cartuchos, lo que produce una explosión. El comandante de la batería cayó herido y al observar que los gases hinchaban la caja, lo que suponía un serio peligro para el barco, solicitó un voluntario para abrir la caja.
Manuel Lois García, soldado de Infantería, al oír a su oficial, sin dudarlo, y concienciado del peligro, corrió hacia la caja y la abrió, saliendo una llamarada que le impactó. Envuelto en llamas, cogió en sus manos el proyectil y lo rodó por cubierta hasta caer al agua, evitando así una tragedia, pero falleciendo él carbonizado tras ser trasladado a la enfermería. Recibió todos los honores.